martes, 17 de julio de 2018

Algo de Literatura española


1.      El Conde de Lucanor tiene un propósito didáctico

Don Juan Manuel en El Conde Lucanor desarrolla a modo de relato el tradicional exemplum medieval, que consistía en un género literario cuya función era didáctica, moralizante, ejemplificadora y adoctrinadora a modo de consejo; era como las típicas fábulas. Los exempla medievales se utilizaban para hacer que el pueblo (inculto y analfabeto) pudiera entender lo que le quería decir la Iglesia, sobre todo.
En El conde Lucanor nos encontramos en los cincuenta y un cuentos que forman esta obra una estructura igual al exemplum del que ya hemos hablado más arriba. La estructura es la siguiente: el conde le plantea un problema o duda que le acontece porque ha oído o le ha pasado y Petronio, que es su fiel, experimentado, prudente y acertado consejero, le cuenta una historia que tiene que ver con el problema que le acontece al conde, entonces después de contarle la historia Petronio le aconseja mediante una moraleja, a lo que contesta el conde con unos versos moralizante a modo de cierre.
En lo descrito consiste el carácter didáctico de El conde Lucanor.
Transcribo una parte del cuento XLII “Lo que le sucedió a una falsa devota”

[…] Patronio, yo he estado hablando con muchas personas y nos hemos preguntado qué podría hacer un hombre muy malo para causar mucho daño a los demás. Unos decían que encabezar revueltas; otros, que pelear con todos; otros, que robar y matar; mientras otros, afirmaban que aquello con que el hombre puede hacer más daño es la calumnia y a mala lengua. Por vuestro buen entendimiento os ruego que digáis con cuál de estas cosas podría causarse más mal a las gentes.
-Señor Conde -respondió Patronio-, para que veáis esto claro, me gustaría que supierais lo que sucedió al demonio con una de esas mujeres que se fingen devotas. […].
-Señor Conde -dijo Patronio-, en un pueblo había un mancebo muy bueno, casado, que se llevaba muy bien con su mujer, de modo que nunca había entre ellos desavenencias. Como al demonio le desagrada siempre lo bueno, recibía de esto mucho pesar; pero aunque estuvo mucho tiempo tratando de meter cizaña, nunca los pudo desavenir. […].

(Entonces cuenta a historia: la falsa devota malmete entre ellos hasta que desconfía el uno del otro y él mata a su mujer por creer que ella lo mataría y él se suicida).

[…] Todo esto vino por las falsas palabras de la falsa mujer. Pero, como Dios no quiere que el malvado quede sin castigo ni que la maldad permanezca encubierta, hizo que se supiera que todo aquello había venido por la falsa devota, a la que condenaron a muy cruel muerte.
Vos, señor Conde Lucanor, si queréis saber cuál es el hombre más dañino del mundo y el que puede hacer más mal a las gentes, podéis estar seguro que es el que se finge cristiano y persona leal, pero anda con torcida intención sembrando mentiras por desavenir a unas gentes con otras. Os aconsejo que os guardéis mucho de los que simulan ser muy devotos, ya que la mayoría de ellos están llenos de trampas y engaños. Para poderlos bien conocer, recordad lo que de ellos dice el Evangelio: A fructibus eorum cognoscetis eos; que quiere decir: Por sus obras los conoceréis. La verdad es que no hay nadie en el mundo que pueda ocultar lo que lleva dentro, pues, aunque lo oculte algún tiempo, al fin siempre sale.
El conde vio que era verdad lo que Patronio le decía, se propuso hacerlo y le pidió a Dios que le guardara a él y a sus amigos de gente así. Comprendiendo don Juan que este cuento era bueno; lo hizo poner en este libro y escribió unos versos que dicen así:
Juzgar por las obras, no por la apariencia;
en esto consiste del vivir la ciencia. […].

2.      Argumento de Don Quijote de la mancha.
Alonso Quijano (conocemos su nombre sólo al final de la novela), un hidalgo de la Mancha que vivía con su sobrina y con una ama leía tantas novelas de caballería que perdió el juicio hasta dejar de hacerse cargo de su hacienda, de su casa y de todo, tanto que sólo pensaba en las novelas de caballería.
La novela transcurre desde que se vuelve loco y hasta que regresa de su tercera salida como caballero andante y muere con el juicio recobrado en su hacienda. La primera salida corresponde a los primeros cinco capítulos de la primera parte de la novela; la segunda salida corresponde al resto de los capítulos de la primera parte de esta obra y, por último, la tercera salida corresponde a la segunda parte de la novela. La primera parte se titula: “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” y la segunda: “El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha”.
Nuestro caballero andante, al perder el juicio, se ve envuelto en sus locuras y cree ser un caballero andante, le pone nombre a su caballo, que desde ahora es Rocinante, se hace de una amada a la que honrar, respetar y rescatar, a la que llama Dulcinea del Toboso, y compone las antiguas armas de sus bisabuelos. Con esas trazas sale a “su nuevo trabajo” de caballero andante y llega a una venta donde es ordenado caballero por el ventero. Esta primera salida se da por la Mancha. Vuelve a su hacienda y al paso de unos días vuelve a salir con un vecino, Sancho Panza, a quien le convierte en su escudero; ambos salen en la segunda salida por tierras manchegas y andaluzas en la que tienen aventuras como la de los molinos de viento que don Quijote confunde con gigantes o el encontronazo con el vizcaíno. Vuelven a la hacienda, humillados. Transcurrido un tiempo vuelven a salir, esta es ya la tercera salida, esta vez por tierras aragonesas y catalanas, en ésta vuelven a tener un sinfín de aventuras propias de caballeros como la de la ínsula Barataria o la lucha contra el Caballero de la Blanca Luna; sin embargo, una peculiaridad de esta tercera salida es que ya no es su percepción la que le hace ver y oír ilusiones o delirios, sino que es la gente quien le engaña y además vive historias violentas de verdad como la que ocurre con los bandoleros. Finalmente vuelve a su hacienda y muere totalmente cuerdo y acorde a los valores de la época.

3.      ¿Qué es el conceptismo?
El conceptismo es una manera de expresión o tendencia estilística y artística dentro de un gran movimiento cultural y artístico llamado Barroco. El conceptismo le da prioridad a la idea, al concepto y no tanto a la forma. El máximo representante del conceptismo es Francisco de Quevedo.
Este estilo es incisivo, caricaturesco, de humor finísimo, sarcástico, burlesco y de una grandísima inteligencia. Se desarrolla en la perspectiva de lo cognitivo, del pensamiento y para hacerlo se acude a la sátira, la burla y el escarnio, a algunos tropos literarios como la hipérbole y las alegorías: metáforas que giran en torno a un mismo tema y la paradoja; las elipsis, entre las que se encuentra el zeugma; recurre también a la paranomasia o la utilización de palabras prácticamente iguales en su pronunciación o casi homófonas y homógrafas, lleva al extremo la recursividad del lenguaje o del signo lingüístico mediante la dilogía o doble sentido/doble significado para un solo significante, a la polisemia, etc.
Es un estilo de y para minorías. Está claro que esta manipulación del lenguaje sólo era accesible por los más que cultos.

4.      Teatro del Siglo de Oro
Hablar del teatro del Siglo de Oro es hablar de Lope de Vega. El teatro del Siglo de Oro es el más prolífico e importante. Es en este momento en el que se producen innovaciones estructurales, temáticas y estilísticas en el género gramático, sobre todo de la mano de Lope de Vega.
El teatro del Siglo de Oro, o sea, del Barroco se caracteriza por una gran variedad temática, aunque el tema del honor y de la honra es el más tratado, sin embargo, Lope trabaja mucho en las comedias el tema “de capa y espada”. Lope renovó ya que en sus obras el honor pues es tratado de forma horizontal, es decir, el honor de los seres humanos por ser éstos iguales en vez de vertical-estamental; la división escénica es en tres actos, se abandona la división en cinco actos; se mezcla lo trágico con lo cómico para darle realismo; hay personajes tipos que se comportan según el estereotipo de la época y el “gracioso” es el más utilizado. Las unidades dramáticas se realizan según el consejo de Lope, es decir, respetando sólo la de acción para que las de tiempo y lugar se realicen en función de las necesidades de la obra y así generar dinamismo, por lo que hay constantes cambios de escenarios y saltos temporales; se escribe en verso de distintas medidas en función de lo que requiriera la acción, la situación o los personajes.

Bibliografía

Alfonso Pinto, F. (2016). Literatura española. Texto-Guía. Loja: EDILOJA Cía. Ltda.
De Cervantes Saavedra, M. (s.f.). Don Quijote de la Mancha. Madrid: Editorial Gredos.
Don Juan Manuel. (1979). El Conde Lucanor (Décima ed.). Madrid: Editorial Castalia.


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