1. El Conde de Lucanor tiene un propósito
didáctico
Don Juan Manuel
en El Conde Lucanor desarrolla a modo
de relato el tradicional exemplum
medieval, que consistía en un género literario cuya función era didáctica,
moralizante, ejemplificadora y adoctrinadora a modo de consejo; era como las
típicas fábulas. Los exempla
medievales se utilizaban para hacer que el pueblo (inculto y analfabeto)
pudiera entender lo que le quería decir la Iglesia, sobre todo.
En El conde Lucanor nos encontramos en los
cincuenta y un cuentos que forman esta obra una estructura igual al exemplum del que ya hemos hablado más
arriba. La estructura es la siguiente: el conde le plantea un problema o duda
que le acontece porque ha oído o le ha pasado y Petronio, que es su fiel,
experimentado, prudente y acertado consejero, le cuenta una historia que tiene
que ver con el problema que le acontece al conde, entonces después de contarle
la historia Petronio le aconseja mediante una moraleja, a lo que contesta el
conde con unos versos moralizante a modo de cierre.
En lo descrito
consiste el carácter didáctico de El
conde Lucanor.
Transcribo una
parte del cuento XLII “Lo que le sucedió a una falsa devota”
[…] Patronio, yo he estado hablando con muchas personas y nos hemos
preguntado qué podría hacer un hombre muy malo para causar mucho daño a los
demás. Unos decían que encabezar revueltas; otros, que pelear con todos; otros,
que robar y matar; mientras otros, afirmaban que aquello con que el hombre
puede hacer más daño es la calumnia y a mala lengua. Por vuestro buen
entendimiento os ruego que digáis con cuál de estas cosas podría causarse más
mal a las gentes.
-Señor Conde -respondió
Patronio-, para que veáis esto claro, me gustaría que supierais lo que sucedió
al demonio con una de esas mujeres que se fingen devotas. […].
-Señor Conde
-dijo Patronio-, en un pueblo había un mancebo muy bueno, casado, que se
llevaba muy bien con su mujer, de modo que nunca había entre ellos desavenencias.
Como al demonio le desagrada siempre lo bueno, recibía de esto mucho pesar;
pero aunque estuvo mucho tiempo tratando de meter cizaña, nunca los pudo desavenir.
[…].
(Entonces
cuenta a historia: la falsa devota malmete entre ellos hasta que desconfía el
uno del otro y él mata a su mujer por creer que ella lo mataría y él se
suicida).
[…] Todo esto vino
por las falsas palabras de la falsa mujer. Pero, como Dios no quiere que el
malvado quede sin castigo ni que la maldad permanezca encubierta, hizo que se
supiera que todo aquello había venido por la falsa devota, a la que condenaron a
muy cruel muerte.
Vos, señor
Conde Lucanor, si queréis saber cuál es el hombre más dañino del mundo y el que
puede hacer más mal a las gentes, podéis estar seguro que es el que se finge cristiano
y persona leal, pero anda con torcida intención sembrando mentiras por
desavenir a unas gentes con otras. Os aconsejo que os guardéis mucho de los que
simulan ser muy devotos, ya que la mayoría de ellos están llenos de trampas y
engaños. Para poderlos bien conocer, recordad lo que de ellos dice el
Evangelio: A fructibus eorum cognoscetis
eos; que quiere decir: Por sus obras
los conoceréis. La verdad es que no hay nadie en el mundo que pueda ocultar
lo que lleva dentro, pues, aunque lo oculte algún tiempo, al fin siempre sale.
El conde vio
que era verdad lo que Patronio le decía, se propuso hacerlo y le pidió a Dios
que le guardara a él y a sus amigos de gente así. Comprendiendo don Juan que
este cuento era bueno; lo hizo poner en este libro y escribió unos versos que
dicen así:
Juzgar por las obras,
no por la apariencia;
en esto consiste del
vivir la ciencia. […].
2. Argumento de Don Quijote de la mancha.
Alonso Quijano
(conocemos su nombre sólo al final de la novela), un hidalgo de la Mancha que
vivía con su sobrina y con una ama leía tantas novelas de caballería que perdió
el juicio hasta dejar de hacerse cargo de su hacienda, de su casa y de todo,
tanto que sólo pensaba en las novelas de caballería.
La novela transcurre
desde que se vuelve loco y hasta que regresa de su tercera salida como
caballero andante y muere con el juicio recobrado en su hacienda. La primera
salida corresponde a los primeros cinco capítulos de la primera parte de la
novela; la segunda salida corresponde al resto de los capítulos de la primera
parte de esta obra y, por último, la tercera salida corresponde a la segunda
parte de la novela. La primera parte se titula: “El ingenioso hidalgo Don
Quijote de la Mancha” y la segunda: “El ingenioso caballero Don Quijote de la
Mancha”.
Nuestro
caballero andante, al perder el juicio, se ve envuelto en sus locuras y cree
ser un caballero andante, le pone nombre a su caballo, que desde ahora es
Rocinante, se hace de una amada a la que honrar, respetar y rescatar, a la que
llama Dulcinea del Toboso, y compone las antiguas armas de sus bisabuelos. Con
esas trazas sale a “su nuevo trabajo” de caballero andante y llega a una venta
donde es ordenado caballero por el ventero. Esta primera salida se da por la
Mancha. Vuelve a su hacienda y al paso de unos días vuelve a salir con un
vecino, Sancho Panza, a quien le convierte en su escudero; ambos salen en la
segunda salida por tierras manchegas y andaluzas en la que tienen aventuras
como la de los molinos de viento que don Quijote confunde con gigantes o el
encontronazo con el vizcaíno. Vuelven a la hacienda, humillados. Transcurrido
un tiempo vuelven a salir, esta es ya la tercera salida, esta vez por tierras
aragonesas y catalanas, en ésta vuelven a tener un sinfín de aventuras propias
de caballeros como la de la ínsula Barataria o la lucha contra el Caballero de
la Blanca Luna; sin embargo, una peculiaridad de esta tercera salida es que ya
no es su percepción la que le hace ver y oír ilusiones o delirios, sino que es
la gente quien le engaña y además vive historias violentas de verdad como la
que ocurre con los bandoleros. Finalmente vuelve a su hacienda y muere
totalmente cuerdo y acorde a los valores de la época.
3.
¿Qué
es el conceptismo?
El conceptismo
es una manera de expresión o tendencia estilística y artística dentro de un
gran movimiento cultural y artístico llamado Barroco. El conceptismo le da
prioridad a la idea, al concepto y no tanto a la forma. El máximo representante
del conceptismo es Francisco de Quevedo.
Este estilo es
incisivo, caricaturesco, de humor finísimo, sarcástico, burlesco y de una
grandísima inteligencia. Se desarrolla en la perspectiva de lo cognitivo, del
pensamiento y para hacerlo se acude a la sátira, la burla y el escarnio, a
algunos tropos literarios como la hipérbole y las alegorías: metáforas que
giran en torno a un mismo tema y la paradoja; las elipsis, entre las que se
encuentra el zeugma; recurre también a la paranomasia o la utilización de palabras
prácticamente iguales en su pronunciación o casi homófonas y homógrafas, lleva
al extremo la recursividad del lenguaje o del signo lingüístico mediante la
dilogía o doble sentido/doble significado para un solo significante, a la
polisemia, etc.
Es un estilo de
y para minorías. Está claro que esta manipulación del lenguaje sólo era
accesible por los más que cultos.
4.
Teatro del Siglo de Oro
Hablar del
teatro del Siglo de Oro es hablar de Lope de Vega. El teatro del Siglo de Oro
es el más prolífico e importante. Es en este momento en el que se producen
innovaciones estructurales, temáticas y estilísticas en el género gramático,
sobre todo de la mano de Lope de Vega.
El teatro del
Siglo de Oro, o sea, del Barroco se caracteriza por una gran variedad temática,
aunque el tema del honor y de la honra es el más tratado, sin embargo, Lope
trabaja mucho en las comedias el tema “de capa y espada”. Lope renovó ya que en
sus obras el honor pues es tratado de forma horizontal, es decir, el honor de
los seres humanos por ser éstos iguales en vez de vertical-estamental; la
división escénica es en tres actos, se abandona la división en cinco actos; se
mezcla lo trágico con lo cómico para darle realismo; hay personajes tipos que
se comportan según el estereotipo de la época y el “gracioso” es el más
utilizado. Las unidades dramáticas se realizan según el consejo de Lope, es
decir, respetando sólo la de acción para que las de tiempo y lugar se realicen
en función de las necesidades de la obra y así generar dinamismo, por lo que
hay constantes cambios de escenarios y saltos temporales; se escribe en verso
de distintas medidas en función de lo que requiriera la acción, la situación o
los personajes.
Alfonso Pinto, F. (2016). Literatura española.
Texto-Guía. Loja: EDILOJA Cía. Ltda.
De Cervantes Saavedra,
M. (s.f.). Don Quijote de la Mancha. Madrid: Editorial Gredos.
Don Juan Manuel.
(1979). El Conde Lucanor (Décima ed.). Madrid: Editorial Castalia.
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