“EL CÓDIGO Y EL SIGNO LINGÜÍSTICO”
Objetivo: diferenciar las funciones del lenguaje mediante ejemplos y
analizar la estructura del signo lingüístico.
El código lingüístico está formado por elementos que se
combinan de maneras determinadas basadas en unas determinadas reglas (según la
lengua que sea) y gracias a esas reglas, que son las que nos dicen cómo
combinar esos elementos se crean mensajes que al construirlos y al ser
codificados pueden ser entendidos por otra persona, un interlocutor, que puede
ser emisor unas veces y receptor, otras. Claro, este es un proceso creativo en
ambas direcciones.
Las funciones del lenguaje fueron enunciadas por Jakobson y
quien determinó que eran seis, son las siguientes:
1.
Representativa,
referencial o significativa. Es la propia de los enunciados que dicen algo
de un referente, sea éste real o imaginario. Esta función se centra en el
referente.
Ejemplo 1: Los gatos tienen uñas
retráctiles.
Ejemplo 2: Los Reyes Magos llegan el día seis
de enero.
2.
Expresiva
o emotiva: es la que nos permite expresar emociones como duda, deseo,
sorpresa, miedo, gozo, alegría, etc. Esta función expresa deseos, estados de
ánimos u opiniones. Se centra en el emisor y en la subjetividad propia de éste.
Esta función se centra en el emisor.
Ejemplo 1: ¡Me encantan los días de lluvia,
piden que te quedes en casa!
Ejemplo 2: ¿Qué será que ha pasado…? no
llega todavía de la fiesta, ya me estoy asustado.
3.
Apelativa,
llamativa o conativa: con esta función podemos solicitar que nos hagan un
favor, llamar a alguien y que nos haga caso. En realidad, con esta función
realizamos los actos del habla ilocutivos, y la respuesta de nuestro
interlocutor o interlocutores será el acto perlocutivo.
Ejemplo 1: Pedro, por favor, tráeme un vaso
de agua.
Ejemplo 2: A ver, un momento, por favor, si
son tan gentiles, guarden silencio.
4.
Función
poética o estética: En esta función predomina la forma del lenguaje, por
eso es propia de la poesía, del arte.
Ejemplo 1: Y aquella pequeña loma
donde se esconde mi alma
ya no la encuentro.
Ya desapareció…detrás de
ti.
Ejemplo 2: Me gusta cuando amas, cuando
dueles,
cuando te adoro eres mi
almíbar, ese dulce que
cuando se muere se torna
amargo.
5.
Fática o
de contacto: es la función que cumple su objetivo cuando necesitamos saber
si se mantiene la comunicación. Es muy común utilizarla cuando hablamos por
teléfono o cuando queremos llamar la atención sobre la persona con la que nos
estamos comunicando. Sirve para mantener una conversación fluida. El no usarla haría
que la conversación se llenara de ruido (lingüístico). Se centra en el mensaje
y en el canal.
Ejemplo 1: ¡Ehhh!, ¿estás ahí?
Ejemplo 2: ¿No me digas…es en serio lo que
me cuentas?
6.
Metalingüística:
es la propia del propio signo lingüístico. La utilizamos cuando nos estamos
refiriendo a la morfología, a la semántica, a la sintaxis, a la ortografía,
etc. Se centra en el código.
Ejemplo 1: La semántica estudia el
significado de los signos lingüísticos.
Ejemplo 2: El análisis morfológico nos
enseña a reconocer la derivación de las palabras.
Hay
que tener en cuenta que las funciones del lenguaje no se dan completamente
aisladas en los actos del habla. Siempre se dan de forma combinada.
En
cuanto a la estructura del signo
lingüístico debemos destacar que el primero que enunció que el signo tenía
una doble estructura fue De Saussure quien dijo que el signo estaba compuesto
por significado y significante (o imagen acústica), el
primero corresponde al concepto, a la idea y el segundo a la forma material, ya
sea las letras o los fonemas. Así pues, la palabra “mano” está formada por dos
caras de una misma moneda, es decir, el significado de mano es el concepto
ideal que pensamos, que imaginamos o que recordamos en nuestra mente cuando
leemos la palabra, la escribimos o la oímos. Pero el significante es la forma
material, es decir, el sonido o la unión de vocales y letras que forman,
finalmente, la palabra mano.
Posteriormente
a la doble cara del signo se le da otro componente, que lo convierte en un
signo triádico, el que lo postula es Charles Pierce, que forma parte ya de la
lingüística postsaussureana.
Por
otra parte, el signo lingüístico está compuesto por la llamada doble articulación, es decir, la
primera articulación la componen los monemas
o unidades mínimas con significado propio, o sea signos. Y la segunda articulación
es de la que resultan los lexemas o
raíces, los morfemas y los fonemas, ya sin significado. Como
ejemplos de esta doble articulación podemos decir lo siguiente:
La
palabra “zapato” está formada por un significado que es la imagen mental, el
concepto o la idea. Y también por el significante que es la forma material o la
imagen acústica, como lo nombró De Saussure. También la misma palabra, “zapato”,
podemos analizarla en su doble articulación, por lo tanto, zapato es el monema
en su primera articulación y en su segunda articulación se divide en zapat- que
es el lexema y -o que el morfema. También resulta una sucesión de fonemas, así
sería zapato: /z/a/p/a/t/o/.
Bibliografía
Aguirre,
F. (2012). Fonética y fonología.
Texto-guía para la formación de maestros mediadores de Lengua y Literatura
españolas. Loja, Ecuador: Editorial Universitaria/UTPL.
Moreno
Cabrera, J C. (2013). Cuestiones clave de
la Lingüística. España: Editorial Síntesis.
Niño
Rojas, V.M. (2013). Semiótica y
lingüística. Fundamentos. Sexta Edición. Bogotá: Ecoe Ediciones.
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