martes, 17 de julio de 2018

Literatura ecuatoriana, dos clásicos


 Los muchachos, los sanates y el loro

     Un sanate hace su nido con amor. Utiliza materiales robustos, viejos y bastos para el armazón y delicados para el nido. Este amor se opone a la sinrazón de un niño malcriado que por burlarse a propósito de la religión católica destruye el nido y hace que los huevitos re rompan. Los demás sanates, que estaban viendo la escena de lo ocurrido, le reclaman al muchacho el acto impío, malintencionado, doloroso y destructor que ha cometido y le amenazan con el castigo divino que le ha de llegar, pero uno de los sanates, venido a más y con bastante soberbia y menos empatía, les dice a todos los sanates que los materiales de los que estaba construido el nido (muchos de ellos religiosos) eran demasiado dignos para una labor tan poco elevada como empollar huevos; este “sabio” sanate les advierte a los otros sanates que él se lo dice por su bien, sin acritud. La moraleja es que muchas veces y a costa de la religión defendemos nuestros intereses particulares egoístamente, aunque ésta debería ser siempre usada de forma moral y ética para la defensa del bien de todos.

     Un sanate hace su nido con amor, con materiales robustos, viejos y bastos para el armazón y delicados para el nido, pero un muchacho malcriado por burlarse de la religión católica ataca el nido y termina destrozando el nido y rompiendo los huevos que con tanto amor empollaba la mamá. Los sanates que veían la escena le reclaman al muchacho por el acto impío, doloroso y destructor que ha cometido, advirtiéndole del castigo divino que le ha de llegar por lo que ha hecho. Otro sanate, venido a más, soberbio y "sabio" les dice a los otros sanates que los materiales con los que se construyó el nido no son dignos para una labor tan poco elevada como empollar y, además, les advierte que él se lo dice por su bien. La moraleja es que muchas veces utilizamos la religión y defendemos nuestros intereses particulares egoístamente para justificar nuestros actos, aunque siempre la religión debería ser "usada" para el bien de todos, sin excepción.

¿Por qué a Teresa de Jesús Cepeda y Fuentes no se la valoró oportunamente?

     No se le consideró de la forma que se debía haber hecho en su momento porque hasta 1959, momento en el que el padre Aurelio Espinosa Pólit publica en un periódico de tirada nacional, El Comercio, un artículo en el que da a conoces que la primera representante de la lírica en la literatura netamente ecuatoriana es una mujer, la monja Teresa de Jesús Cepeda y Fuentes. Probablemente no se reconoció este primer puesto en la primacía de la lírica ecuatoriana porque fue una mujer, y pasó desapercibida en un hombre de hombres y para hombres. Además, sus versos eran naturales y no encorsetados, sin medidas métricas estrictas. Ella escribió en un momento de la historia de la literatura en la que las producciones líricas se valoraban muchas veces en función de la forma, cuanto más rebuscada era el poema mejor. Murió ya en el S. XVII, momento de auge del Barroco, movimiento que apreciaba lo difícil, el culto al concepto, lo culto en exceso, lo inaccesible y lo rebuscado.

     No se le reconoció como se debía porque hasta 1959, año en el que el padre Aurelio Espinosa Pólit publicó en un periódico de tirada nacional la noticia de que la primera representante de la lírica ecuatoriana fue una mujer, una monja, Teresa de Jesús Cepeda y Fuentes.
Son varias los razones las que pueden explicar este hecho:

     Fue mujer, en un mundo de hombre y para hombres.

     Su poesía era natural, no encorsetada, sin medidas métricas estrictas.

     Escribió en un período de la historia de la literatura en la que el gusto en la poesía lírica era mucho más estricto, encorsetado, inaccesible y rebuscado. Murió ya en el S. XVII, momento en el que ya estaba asomando el Barroco y sus vertientes cultas y conceptuales, por lo tanto, esto pudo influir en que no se la considerara como primera representante de la poesía lírica ecuatoriana.

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