Para mí ha sido un enorme descubrimiento ir desentrañando lo que
es la verdadera comunicación lingüística interpersonal. Mi pensamiento en este
sentido permanecía inamovible hasta que he leído el primer tema de este libro.
En mi opinión se me han clarificado conceptos y claves sobre lingüística a
nivel epistemológico.
Es paradójico que desde el colegio (escuela en España) nos
enseñaran el circuito de actuación lingüística de Saussure y nos lo aprendíamos
como si de tratara de un dogma, sin embargo cuando se destripan los errores
conceptuales y metodológicos de este esquema uno se va dando cuenta de la
enorme falacia en la que consiste este Curso de Saussure y las consiguientes
metáforas del conducto, del telementalismo, etc., para explicar la comunicación
lingüística entre personas.
Bien, voy a comenzar e iré siguiendo el orden de los epígrafes
del libro (más o menos) para no perder el hilo de pensamiento.
El circuito de actuación lingüística de Saussure
es el típico y único esquema que nos enseñan desde la EGB y se perpetúa hasta
el bachillerato, el cual nos dice que hay un emisor que “transmite” un mensaje
codificado a través de un canal y que este mensaje previamente codificado es
decodificado por el receptor.
Está claro que este esquema sirve estupendamente para la
comunicación entre autómatas, pero no para la comunicación interpersonal. Uno
no se limita como emisor a empaquetar un mensaje con significado con un
determinado código y lo transmite a un receptor; la comunicación lingüística es
mucho más compleja que todo eso, es verdaderamente creativa, es interpretativa
y es reconstruida por el receptor. En el mensaje no está contenido físicamente
un pensamiento, un concepto, o una idea, ya que éstos no pueden ser
transmitidos de manera material. No es posible pasar de un cerebro a otro lo
que yo pienso o expreso de una manera exclusivamente mecánica, ya que lo único
mecánico son los movimientos articulatorios de la boca, la lengua, la laringe y
la vibración del tímpano si es una lengua hablada; y de las manos, brazos y
cara si se trata de una lengua señada.
Existe, efectivamente. un solapamiento entre dos conceptos que
evidentemente son muy distintos: el material y el conceptual en este esquema ya
que se identifican los elementos materiales que intervienen en la comunicación
humana (señal, movimiento de articulaciones...) con lo conceptual (pensamiento,
ideas...) y que en realidad se dan de manera independiente. Saussure asocia los
“movimientos articulatorios con una entidad mental...” o “imagen acústica...”
(Moreno Cabrera. 2013. p. 13). Saussure no tuvo en cuenta la comunicación de
señas. Si la hubiera contemplado había hablado también de “imagen visual” y
ambas se llaman también “imagen articulatoria o imagen perceptiva”. (Moreno
Cabrera. 2013. p. 14).
Por su parte, el telementalismo, bautizada así por Roy
Harris, también peca de error puesto que hace concebir la comunicación
lingüística humana como si se pudieran transmitir de una cerebro a otro los
“contenidos” del mensaje. Esto es imposible, del todo imposible y es necesario
entenderlo como una metáfora.
La metáfora del conducto también hay que entenderla
aplicando un pensamiento inferencial, ya que ésta nos dice que el mensaje es
transmitido como si fuera un paquete desde un emisor a un receptor, esto es: lo
que piensa, las ideas de un emisor son transmitidas por un conducto y el
receptor simplemente las recepciona, como si se tratara de un regalo de
cumpleaños, el cual, cuando es recibido por el cumpleañero, lo puede ver y
tocar. Es como si “los elementos léxicos” fueran “contenedores del significado”
(Moreno Cabrera. 2013. p.17). Es importante señalar que esta metáfora sigue en
buena parte a Saussure ya que se produce una identificación entre el significado
y el significante como un mismo concepto indiferenciado, cuando el primero es
“el concepto, la idea o pensamiento” y el segundo es “una imagen articulatoria”
(Moreno Cabrera. 2013. p. 19).
El diagrama de la comunicación de Shannon
amplía el Curso de Saussure. Shannon desdobla la figura de emisor en dos: fuente
de información y transmisor; y la de receptor también en otras dos: receptor
y destino. Les da a estas formas desdobladas correspondientes al emisor y
al receptor de Saussure, respectivamente, un tratamiento distinto, ya que a
fuente de información y a destino les corresponde una categoría conceptual o
semiótica y a transmisor y a receptor una categoría física.
Además, Shannon repite mensaje dos veces, ya que el mensaje
tiene doble acepción, es mensaje (concepto) y también señal (físico). Se
introducen elementos nuevos como señal, fuente de ruido y señal recibida.
El mensaje lo construye el emisor y lo reconstruye el receptor.
Por lo tanto, el esquema de Shannon es mucho más complejo pero
lamentablemente no nos sirve para explicar la comunicación lingüística humana,
pero sí sirve para explicar el lenguaje informático, puesto que la humana es
“cualitativamente diferente”al informático. (Moreno Cabrera. 2013. p. 28).
Debemos entender la diferencia entre “la persona destinadora
y la persona emisora por un lado y la persona destinataria y receptora
por otro,...”. La destinadora y la
emisora son las implicadas en el “acto lingüístico” y la destinataria y la
emisora emiten y reciben respectivamente el “estímulo material”. (Moreno
Cabrera. 2013. p. 25).
El diagrama de Shannon sí se puede aplicar a la parte material
de la comunicación lingüística humana, es decir, a “la emisión, transmisión y
recepción de la señal física implicada.”. (Moreno Cabrera. 2013. p. 31).
Moreno Cabrera nos señala, siguiendo a Akmajian et al.
(2001: 366-370), que la comunicación
humana no se puede decodificar como se realiza en otros tipos de comunicación
porque en la humana están implicadas seis características o problemas que hace
imposible que el significado de un mensaje sea extraído por un receptor, sin
elaborarlo o, mejor dicho, sin (re)elaborarlo, es decir no se trata sólo de
decodificar, se trata de inferenciar, razonar, interpretar, reflexionar...sobre
el elemento conceptual de la comunicación lingüística interpersonal.
Una vez más, decimos que la comunicación lingüística humana
requiere de creatividad para entender los pensamientos, las ideas o los
conceptos que la “persona emisora” quiere que lleguen a una “persona
destinadora”. Estas características o
“problemas” son los siguientes:
la ambigüedad (los mensajes muchas veces son ambiguos) ,
la contextualidad (el contexto en el que es emitido el mensaje influye
en éste), la intencionalidad (hay que comprender lo que ha querido
expresar el emisor), la literalidad (la interpretación de los mensajes a
menudo no es literal), la metaforización (la comunicación utiliza tropos
constantemente para expresar algo completamente diferente a los que de manera
literal se lee, se escucha o se ve) y la realización (a veces que quiere
crear un cambio en la actitud de otros y no siempre la intención es
informativa).
Continuando con el orden de los epígrafes del libro que estamos
siguiendo nos encontramos con el objetivismo, que viene a ser la
definición del funcionamiento mental humano si consideramos que el esquema de
Shannon se puede aplicar a la comunicación lingüística humana; pero debemos
concluir que éste no se puede aplicar a la humana y hay que rechazar la premisa
de que los ordenadores pueden “pensar” como los humanos, o que nosotros
procesamos mecánicamente “símbolos abstractos”, o que el pensamiento humano se
puede descomponer en “átomos”...
La comunicación lingüística humana es mucho más compleja que
todo esto. No podemos basarnos en el
Curso de Lingüística General de Saussure para explicar nuestra comunicación
porque entonces no seríamos más que autómatas como los ordenadores (que no
crean sentidos de forma creativa). Las palabras no transmiten información sino
que somos nosotros los que, de manera creativa, reconstruimos pensamientos,
conceptos e ideas utilizando nuestros conocimientos lingüísticos. La poesía, el
lenguaje figurado no es interpretable por máquinas como los ordenadores, así
que creo que queda claro que las personas
inferimos, rehacemos e interpretamos.
Además, como nos señala este autor, más que hablar de los
significados de las palabras deberíamos ser conscientes de que es más
conveniente referirnos al “comportamiento significativo de las palabras” (Moreno
Cabrera. 2013. p. 21). Los significados de éstas son dinámicos, abiertos y
dependen de la intencional, del contexto...es decir, los significados son
“relacionales”. (Moreno Cabrera. 2013.
p. 21).
Las palabras nos dan “pistas” para la reconstrucción exitosa del
mensaje, ya que cuando más parecido sea el mensaje reconstruido o “2” al
mensaje original o “1” más exitosa habrá sido la comunicación.
Por lo tanto, el súper enseñado Curso de Lingüística General de
Saussure es erróneo para explicar la comunicación lingüística
interpersonal.
En la comunicación que nos ocupa los protagonistas de la
comunicación tienen una intención comunicativa y esa comunicación se da en un
“contexto inmediato” (las circunstancias anejas al mensaje) y otro “mediato”
(contexto social, político, ideológico...) y mediante un código. (Moreno
Cabrera. 2013. p. 36).
Para poder entender este tipo de comunicación, Moreno Cabrera
recurre a una nueva metáfora, la de la huella, para poder ejemplificar
que es una verdadera falacia que las palabras contengan significados al igual
que las huellas de los animales no contienen en sí mismas (o dentro de ellas)
al animal real. Esta analogía la utiliza para que comprendamos que lo mismo
pasa con las palabras; éstas dejan una huella, pero en ellas no están los
significados, no son contenedoras de éstos.
Después de haber hecho esta exposición del tema, creo que es el
momento de identificar todos los elementos que entran en hacen posible la
comunicación lingüística humana. Son los siguientes:
Alguien que elabora un pensamiento (mensaje 1), análisis de una
señal continua dos veces, una como consecuencia del pensamiento 1 y otra previa
al pensamiento 1' (ambas son formas lingüísticas discretas), movimientos
articulatorios (causación material), una señal material continua, la percepción
sensorial (causación material) y alguien distinto al primero que reelabora el
pensamiento 1 y lo convierte en 1 primo, es decir, pensamiento 1' o casi
idéntico al 1.
Es imprescindible conocer y comprender en qué consiste la
comunicación lingüística humana.
Este tipo de comunicación es eminentemente humana y se aplica
tanto a lenguaje escrito, oral y señado. Parece ser que los primates se
comunican con algunas señas. (Berko Gleason, Bernstein. 1999. p. 7).
Para concluir, quisiera manifestar mi total acuerdo con Juan
Carlos Moreno Cabrera, ya que lo que me ha hecho comprender es, en mi opinión,
de vital importancia para, desde ahora, entender y aplicar una comunicación más
efectiva y eficaz.
Y de cara a mi futuro profesional, considero que partir de este
punto, de esta comprensión consciente de lo que es la comunicación humana desde
el punto de vista lingüístico, es muy formativo y un gran descubrimiento
personal.
Creo que definir la comunicación lingüística humana de este
modo, como está expuesto en el libro que seguimos en esta asignatura, es
responder al verdadero carácter ontológico de la persona.
Bibliografía.
Moreno Cabrera, J C. (2013). Cuestiones clave de la
Lingüística. España. Editorial Síntesis.
Berko Gleason, j., BernsteinRatner, N. (1999). Psicolingüística.
España. McGrawwHill, Segunda edición.
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