martes, 17 de julio de 2018

Lingüística... la que aprendimos y la de verdad


Para mí ha sido un enorme descubrimiento ir desentrañando lo que es la verdadera comunicación lingüística interpersonal. Mi pensamiento en este sentido permanecía inamovible hasta que he leído el primer tema de este libro. En mi opinión se me han clarificado conceptos y claves sobre lingüística a nivel epistemológico.
Es paradójico que desde el colegio (escuela en España) nos enseñaran el circuito de actuación lingüística de Saussure y nos lo aprendíamos como si de tratara de un dogma, sin embargo cuando se destripan los errores conceptuales y metodológicos de este esquema uno se va dando cuenta de la enorme falacia en la que consiste este Curso de Saussure y las consiguientes metáforas del conducto, del telementalismo, etc., para explicar la comunicación lingüística entre personas.

Bien, voy a comenzar e iré siguiendo el orden de los epígrafes del libro (más o menos) para no perder el hilo de pensamiento.

El circuito de actuación lingüística de Saussure es el típico y único esquema que nos enseñan desde la EGB y se perpetúa hasta el bachillerato, el cual nos dice que hay un emisor que “transmite” un mensaje codificado a través de un canal y que este mensaje previamente codificado es decodificado por el receptor.
Está claro que este esquema sirve estupendamente para la comunicación entre autómatas, pero no para la comunicación interpersonal. Uno no se limita como emisor a empaquetar un mensaje con significado con un determinado código y lo transmite a un receptor; la comunicación lingüística es mucho más compleja que todo eso, es verdaderamente creativa, es interpretativa y es reconstruida por el receptor. En el mensaje no está contenido físicamente un pensamiento, un concepto, o una idea, ya que éstos no pueden ser transmitidos de manera material. No es posible pasar de un cerebro a otro lo que yo pienso o expreso de una manera exclusivamente mecánica, ya que lo único mecánico son los movimientos articulatorios de la boca, la lengua, la laringe y la vibración del tímpano si es una lengua hablada; y de las manos, brazos y cara si se trata de una lengua señada.
Existe, efectivamente. un solapamiento entre dos conceptos que evidentemente son muy distintos: el material y el conceptual en este esquema ya que se identifican los elementos materiales que intervienen en la comunicación humana (señal, movimiento de articulaciones...) con lo conceptual (pensamiento, ideas...) y que en realidad se dan de manera independiente. Saussure asocia los “movimientos articulatorios con una entidad mental...” o “imagen acústica...” (Moreno Cabrera. 2013. p. 13). Saussure no tuvo en cuenta la comunicación de señas. Si la hubiera contemplado había hablado también de “imagen visual” y ambas se llaman también “imagen articulatoria o imagen perceptiva”. (Moreno Cabrera. 2013. p. 14).
Por su parte, el telementalismo, bautizada así por Roy Harris, también peca de error puesto que hace concebir la comunicación lingüística humana como si se pudieran transmitir de una cerebro a otro los “contenidos” del mensaje. Esto es imposible, del todo imposible y es necesario entenderlo como una metáfora. 
La metáfora del conducto también hay que entenderla aplicando un pensamiento inferencial, ya que ésta nos dice que el mensaje es transmitido como si fuera un paquete desde un emisor a un receptor, esto es: lo que piensa, las ideas de un emisor son transmitidas por un conducto y el receptor simplemente las recepciona, como si se tratara de un regalo de cumpleaños, el cual, cuando es recibido por el cumpleañero, lo puede ver y tocar. Es como si “los elementos léxicos” fueran “contenedores del significado” (Moreno Cabrera. 2013. p.17). Es importante señalar que esta metáfora sigue en buena parte a Saussure ya que se produce una identificación entre el significado y el significante como un mismo concepto indiferenciado, cuando el primero es “el concepto, la idea o pensamiento” y el segundo es “una imagen articulatoria” (Moreno Cabrera. 2013. p. 19).

El diagrama de la comunicación de Shannon amplía el Curso de Saussure. Shannon desdobla la figura de emisor en dos: fuente de información y transmisor; y la de receptor también en otras dos: receptor y destino. Les da a estas formas desdobladas correspondientes al emisor y al receptor de Saussure, respectivamente, un tratamiento distinto, ya que a fuente de información y a destino les corresponde una categoría conceptual o semiótica y a transmisor y a receptor una categoría física.
Además, Shannon repite mensaje dos veces, ya que el mensaje tiene doble acepción, es mensaje (concepto) y también señal (físico). Se introducen elementos nuevos como señal, fuente de ruido y señal recibida. El mensaje lo construye el emisor y lo reconstruye el receptor.
Por lo tanto, el esquema de Shannon es mucho más complejo pero lamentablemente no nos sirve para explicar la comunicación lingüística humana, pero sí sirve para explicar el lenguaje informático, puesto que la humana es “cualitativamente diferente”al informático. (Moreno Cabrera. 2013. p. 28).

Debemos entender la diferencia entre “la persona destinadora y la persona emisora por un lado y la persona destinataria y receptora por otro,...”. La  destinadora y la emisora son las implicadas en el “acto lingüístico” y la destinataria y la emisora emiten y reciben respectivamente el “estímulo material”. (Moreno Cabrera. 2013. p. 25).
El diagrama de Shannon sí se puede aplicar a la parte material de la comunicación lingüística humana, es decir, a “la emisión, transmisión y recepción de la señal física implicada.”. (Moreno Cabrera. 2013. p. 31).
Moreno Cabrera nos señala, siguiendo a Akmajian et al. (2001: 366-370),  que la comunicación humana no se puede decodificar como se realiza en otros tipos de comunicación porque en la humana están implicadas seis características o problemas que hace imposible que el significado de un mensaje sea extraído por un receptor, sin elaborarlo o, mejor dicho, sin (re)elaborarlo, es decir no se trata sólo de decodificar, se trata de inferenciar, razonar, interpretar, reflexionar...sobre el elemento conceptual de la comunicación lingüística interpersonal.
Una vez más, decimos que la comunicación lingüística humana requiere de creatividad para entender los pensamientos, las ideas o los conceptos que la “persona emisora” quiere que lleguen a una “persona destinadora”.  Estas características o “problemas” son los siguientes:
la ambigüedad (los mensajes muchas veces son ambiguos) , la contextualidad (el contexto en el que es emitido el mensaje influye en éste), la intencionalidad (hay que comprender lo que ha querido expresar el emisor), la literalidad (la interpretación de los mensajes a menudo no es literal), la metaforización (la comunicación utiliza tropos constantemente para expresar algo completamente diferente a los que de manera literal se lee, se escucha o se ve) y la realización (a veces que quiere crear un cambio en la actitud de otros y no siempre la intención es informativa).

Continuando con el orden de los epígrafes del libro que estamos siguiendo nos encontramos con el objetivismo, que viene a ser la definición del funcionamiento mental humano si consideramos que el esquema de Shannon se puede aplicar a la comunicación lingüística humana; pero debemos concluir que éste no se puede aplicar a la humana y hay que rechazar la premisa de que los ordenadores pueden “pensar” como los humanos, o que nosotros procesamos mecánicamente “símbolos abstractos”, o que el pensamiento humano se puede descomponer en “átomos”...
La comunicación lingüística humana es mucho más compleja que todo esto.  No podemos basarnos en el Curso de Lingüística General de Saussure para explicar nuestra comunicación porque entonces no seríamos más que autómatas como los ordenadores (que no crean sentidos de forma creativa). Las palabras no transmiten información sino que somos nosotros los que, de manera creativa, reconstruimos pensamientos, conceptos e ideas utilizando nuestros conocimientos lingüísticos. La poesía, el lenguaje figurado no es interpretable por máquinas como los ordenadores, así que creo  que queda claro que las personas inferimos, rehacemos e interpretamos.


Además, como nos señala este autor, más que hablar de los significados de las palabras deberíamos ser conscientes de que es más conveniente referirnos al “comportamiento significativo de las palabras” (Moreno Cabrera. 2013. p. 21). Los significados de éstas son dinámicos, abiertos y dependen de la intencional, del contexto...es decir, los significados son “relacionales”.  (Moreno Cabrera. 2013. p. 21).
Las palabras nos dan “pistas” para la reconstrucción exitosa del mensaje, ya que cuando más parecido sea el mensaje reconstruido o “2” al mensaje original o “1” más exitosa habrá sido la comunicación.

Por lo tanto, el súper enseñado Curso de Lingüística General de Saussure es erróneo para explicar la comunicación lingüística interpersonal. 

En la comunicación que nos ocupa los protagonistas de la comunicación tienen una intención comunicativa y esa comunicación se da en un “contexto inmediato” (las circunstancias anejas al mensaje) y otro “mediato” (contexto social, político, ideológico...) y mediante un código. (Moreno Cabrera. 2013. p. 36).

Para poder entender este tipo de comunicación, Moreno Cabrera recurre a una nueva metáfora, la de la huella, para poder ejemplificar que es una verdadera falacia que las palabras contengan significados al igual que las huellas de los animales no contienen en sí mismas (o dentro de ellas) al animal real. Esta analogía la utiliza para que comprendamos que lo mismo pasa con las palabras; éstas dejan una huella, pero en ellas no están los significados, no son contenedoras de éstos.

Después de haber hecho esta exposición del tema, creo que es el momento de identificar todos los elementos que entran en hacen posible la comunicación lingüística humana. Son los siguientes:
Alguien que elabora un pensamiento (mensaje 1), análisis de una señal continua dos veces, una como consecuencia del pensamiento 1 y otra previa al pensamiento 1' (ambas son formas lingüísticas discretas), movimientos articulatorios (causación material), una señal material continua, la percepción sensorial (causación material) y alguien distinto al primero que reelabora el pensamiento 1 y lo convierte en 1 primo, es decir, pensamiento 1' o casi idéntico al 1.

Es imprescindible conocer y comprender en qué consiste la comunicación lingüística humana.

Este tipo de comunicación es eminentemente humana y se aplica tanto a lenguaje escrito, oral y señado. Parece ser que los primates se comunican con algunas señas. (Berko Gleason, Bernstein. 1999. p. 7).

Para concluir, quisiera manifestar mi total acuerdo con Juan Carlos Moreno Cabrera, ya que lo que me ha hecho comprender es, en mi opinión, de vital importancia para, desde ahora, entender y aplicar una comunicación más efectiva y eficaz.
Y de cara a mi futuro profesional, considero que partir de este punto, de esta comprensión consciente de lo que es la comunicación humana desde el punto de vista lingüístico, es muy formativo y un gran descubrimiento personal.

Creo que definir la comunicación lingüística humana de este modo, como está expuesto en el libro que seguimos en esta asignatura, es responder al verdadero carácter ontológico de la persona.


Bibliografía.

Moreno Cabrera, J C. (2013). Cuestiones clave de la Lingüística. España. Editorial Síntesis.

Berko Gleason, j., BernsteinRatner, N. (1999). Psicolingüística. España. McGrawwHill, Segunda edición.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario