"Malos recuerdos"del escritor José de la
Cuadra : tiempo, tipo de narrador, los
acontecimientos, sujeto y objeto.
El tiempo de este relato “pega saltos”. Este
relato comienza en el presente del protagonista y del narrador, que son el
mismo personaje; desde este presente que lo vemos en “Cuando vengo, cuando voy,
(…)” hay analepsis o retrospección en varias partes del relato:
Cuando recuerda
la guerra con Perú, momento en el que se da un salto al pasado cronológico en
la narración:
“[…] Hace no sé
cuántos años. En la época de la guerra con el Perú, […]”
La segunda
retrospección se da cuando recuerda la agonía de la madre del pulpero y ocurre
de nuevo en la narración presente, es decir, se narra un hecho cronológicamente
anterior:
“[…] Fue un par
de lustros ha. Se marchó a Taura, donde agonizaba su madre. […]”.
Desde este
momento del relato se produce una pausa en la trama puesto que introduce una
impresión personal que no altera en nada la narración temporal:
“[…] Ah, el pulpero... (…) cuyo vigésimo
aniversario se cumple mañana. […].
De nuevo nos
encontramos con otra retrospección cuando cuenta la muerte de su padre, la
causa de la muerte, el lugar donde depositaron su cuerpo y la forma en que se
dio. Además, este tratamiento de la narración es un resumen ya que se narra en
un tiempo menor al de la realidad:
“[…] Murió
tuberculoso en el «Calixto Romero». Estrenó un pabellón recién construido; (…).
Habían depositado el cadáver en una tarima de madera. Estaba descalzo (…). Lo
echaron a la zanja común […].”.
Se vuelve a dar
una analepsis en la narración de la trama de este relato cuando cuenta la
vuelta a la oficina tras la muerte de su padre, es un hecho de una anterioridad
indefinida a la narración del presente del protagonista. Ésta se da desde:
“[…] Cuando fui
a la oficina […]” y hasta “[…] Sólo tres o cuatro años después volví a ganar lo
que antes. […]”.
Es entonces
cuando se produce una nueva pausa ya que el protagonista verbaliza una pequeña
reflexión sobre lo que él cree que será su futuro y una pausa más cuando
reflexiona sobre la ausencia de madre y los motivos por los que le bajaron el
sueldo:
“[…] Sigo, en
efecto, las huellas de mi padre. […]”.
Y:
“[…] Si yo
hubiera tenido madre que mantener, acaso no me habrían rebajado el sueldo
miserable. Es casi seguro. Pero, no la tenía. Quién sabe si no la he tenido
nunca. […]”.
Y en:
“[…] Si hubiera
tenido madre que mantener, (…) […]”.
Entonces cuando
recuerda que su padre nunca le había hablado de su madre se produce un nuevo
salto al pasado, una analepsis puesto que nos cuenta un acontecimiento anterior
a la muerte de su padre que es el episodio en el que nuestro
protagonista-narrador le pregunta a aquel por su madre y un acontecimiento
vinculado con éste, esto es, el día en el que el protagonista se entera de que
es hijo de una tuerta. Desde este momento del relato y hasta el final de éste
se da otra nueva pausa en la que el narrador reflexiona sobre su padre y su
triste vida. Este artificio va desde:
“[…] Mi padre no
me habló nunca de mi madre. […] y hasta “[…] (…) y que yo podía resultar nada
menos que el fruto de tales relaciones. […]”.
Para terminar el
relato usa dos pausas más: reflexiona sobre el aspecto de su padre y de cómo es
posible que hubiera alguna mujer que se fijara en él y, también piensa en el
porqué de llamar su padre “chivas” a las mujeres, lo vemos en los siguientes
fragmentos:
“[…] Quien
conoció a mi padre no creerá jamás que una señora se haya enamorado de él, ni
loca que estuviera. […]”.
Y:
“[…] Se me ha
ocurrido que mi padre llamaba “chivas” a esas tristes infelices (…) […]”.
Por otra parte,
nos topamos con escenas en los diálogos y en los monólogos. Lo vemos en:
“[…] – Buenos
días, don Facundo.
– Buenas tardes,
don Rosillo. […]”.
“[…] – Si no
quieres que te patee, métete el dedo (…).
– ¿Este es el
hijo que le clavaste a la tuerta? […]”
O en:
“[…] Yo lo
extrañé. Y me alegré de veras cuando, (…) […]”.
Encontramos otra
forma de malear el tiempo: la prolepsis.en:
“[…] Sigo, en
efecto, las huellas de mi padre. Tuberculoso como él acabaré, sin duda, en el
<<Calixto Romero>>, […]”.
En cualquier
caso, durante todo este relato nos encontramos con el uso del resumen, de la
escena, de la elipsis y de la pausa en bastantes ocasiones, de hecho, en
algunos casos se dan a la vez varios de estos artificios. Como por ejemplo,
tenemos el resumen pero a la vez nos topamos con la elipsis en:
“[…] Se marchó a
Taura, (…) […]”.
El narrador es Yo-protagonista, esto se percibe
en todo el relato, pues en éste el narrador habla en primera persona. Lo
comprobamos en:
“[…]Cuando
vengo, cuando voy, cada vez me saluda el pulpero de ahí fuera. No parece sino
que ese hombre estuviera en la vida para saludarme a mí. […]”.
o en:
“[…] No estoy
del todo convencido que así las llamaba... Pero me parece recordar... […]”.
Los acontecimientos son hechos que cuenta
el narrador, la mayoría de ellos son los recuerdos que cuenta. En este apartado
voy a enumerarlos en el orden en el que aparecen en el relato, aunque en éste
hay salto en el tiempo.
Encontramos un
primer acontecimiento: en el que cuenta cómo le saluda el pulpero a todas horas:
“[…] Cuando
vengo, cuando voy, cada vez me saluda el pulpero de ahí fuera. […]”.
El segundo
acontecimiento que se narra es cuando murió la madre del pulpero y éste se fue
al entierro y volvió a Guayaquil donde trabajaba:
“[…] Fue un par
de lustros ha. Se marchó a Taura, donde agonizaba su madre. Volvió vestido de
luto detonante de tan luto que era. […]”.
El tercer
acontecimiento que cuenta es un día que va al trabajo nuestro protagonista, don
Rosillo, y se encuentra con que el pulpero se reincorporó a su trabajo tras el
fallecimiento de la madre; esto lo podemos comprobar en la siguiente cita:
“[…] Yo lo extrañé. Y me alegré de veras cuando, al
ir una mañana a mi trabajo, vi de nuevo abierta su tenducha y escuché su eterno
saludo: […]”.
El cuarto
acontecimiento es la forma en la que vive las noches, ya que no duerme por
pasar desvelado:
“[…] Mato así
las horas nocturnas que me quedan libres, cuando me las rechaza el sueño. Peor
ahora que... estoy padeciendo de insomnios. […]”.
El quinto
acontecimiento se da en la narración de su recuerdo en el que cuenta cuándo y cómo
murió su padre y dónde depositaron el cuerpo:
“[…] Por haber
recordado la muerte de la madre del pulpero he recordado la muerte de mi propio
padre, cuyo vigésimo aniversario se cumple mañana. […]”.
y en:
“[…] he
recordado la muerte de mi propio padre, (…). Murió tuberculoso (…). Estrenó un
pabellón recién construido; y por ello su fallecimiento causó algún revuelo
entre los barchilones y los asilados. […]”. “[…] Habían depositado el cadáver
en una tarima de madera. […]”.
El sexto
acontecimiento es el que se produce cuando el protagonista vuelve al trabajo
después de la defunción de su padre y habla con el jefe, quien le da el pésame:
“[…] Cuando fui
a la oficina (…) el jefe me estrechó la mano por la primera vez. […]”.
Y:
“[…] —Le doy el pésame, Rosillo –me dijo– y me
lo doy a mí mismo. […]”.
El séptimo acontecimiento es el que ocurre
cuando cobra el sueldo de la semana y se da cuenta de que le han menguado el
sueldo:
“[…] cuando
cobré mi semana, supe que me habían rebajado el sueldo. […].
El octavo
acontecimiento es el que se da cuando el protagonista pregunta a su padre
(cuando estaba vivo) quién fue su madre y se este hecho deriva otro como la
conversación entre uno de los amigos del padre y éste en una noche de
borrachera:
“[…] Cuando le
pregunté, me contestó invariablemente: […]”.
Y:
“[…] Cierta
ocasión mi padre llegó borracho con un amigo. […]”.
El sujeto es el protagonista-narrador. Él
es el que cuenta su propia historia. Es el que tiene esos recuerdos tan feos,
es el que tiene una vida anodina y carente de toda emoción. Es el que sólo tuvo
padre porque madre no tuvo nunca. Es un antihéroe. Podemos “leer” este sujeto
en:
“[…] Es
conveniente que haga estas apuntaciones que suelo escribir (…) […]”.
El objeto es olvidar sus tristes recuerdos
o por lo menos no volver a hacerlo de manera intencional. Quizá el objeto sea
también encontrar un trabajo menos feo que el que tiene:
“[…] Y,
reflexionándolo mejor, no creo que me convenga a mí, en mis circunstancias,
seguir estas apuntaciones. […]”.
Y:
“[…] ahora soy, por una serie de
circunstancias desastrosas, profesor en la escuela nocturna de una sociedad
obrera. […]”.
Jiménez Gaona, Á. D. (2017). Literatura Ecuatoriana
II. Texto-guía (Segunda ed.). Loja, Ecuador: Universidad Técnica
Particular de Loja.
Salvador Lara, J.
(2010). Breve historia contemporánea del Ecuador. México: Ediciones
Fondo Económico de Cultura Económica Ltda.
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