martes, 17 de julio de 2018

Sociología de la Educación 1


Reflexión en un ensayo sobre cómo las perspectivas objetivista y subjetivista contribuyen a la contradicción entre determinismo y libertad en el estudio de la conducta humana, y sobre cómo la perspectiva integradora relaciona ambos conceptos.

     A las dos posturas tradicionales y mutuamente excluyentes que ha mantenido la Sociología de la Educación las atraviesa otra perspectiva de forma transversal. Es decir, al objetivismo representado por el funcionalismo durkheimiano y al subjetivismo principalmente de Mead las hilbana una visión integradora, que como se puede adivinar “integra” ambas posturas. 

     En la vida nada es blanco o negro y sin matices. Esto forma de apreciar, estudiar y explicar una parte de la realidad dejando otra en la oscuridad como si no existiera ha sido muy habitual en las ciencias sociales durante el siglo XIX y gran parte del siglo XX, y, por lo tanto, a esta forma de pensar las ciencias sociales tampoco ha sido ajena la Sociología de la Educación.

     Las dos posturas enfrentadas y tradicionales de la sociología de la Educación son el positivismo y el subjetivismo, como ya se ha dicho más arriba.

     La primera, el objetivismo, representado por Durkheim y su funcionalismo observa y describe al individuo con una actitud completamente pasiva respecto a la sociedad, determinada de antemano. Ésta es vista como el agente que hace que el individuo agregue la parte del ser social a la parte innata más animal. La sociedad es la que convierte al ser humano es ser social.

     Por su parte, la perspectiva subjetivista, con Mead a la cabeza y su interaccionismo simbólico ve al individuo de una manera completamente opuesta a cómo lo hace el objetivismo. El individuo para el subjetivismo tiene un papel completamente activo en la sociedad, éste, a diferencia de como lo ve el objetivismo, no queda relegado a que la generación mayor eduque o  socialice a la que está inmadura, sino que es el individuo el que mediante la mediatización del “otro significante” va interiorizando la sociedad a través de los padres, principalmente, durante la socialización primaria y después se socializa totalmente a través de la socialización secundaria mediante el “otro generalizado”. Mead diferencia entre el “Yo” y el “Mí” (algo que desde mi punto de vista es bastante freudiano) para identificar al “Yo” como la parte natural, innata y no socializada frente a la socializada e impositiva del “Mí”, que se desarrolla conjuntamente con el “otro generalizado”.

     Por otra parte, la perspectiva integradora, representada por Berger y Luckmann, atraviesa a las otras dos de una manera que cobra más sentido el individuo y la sociedad, desde esta perspectiva se abarca a ambas posturas y si se hace el esfuerzo de reconciliar a para  ambas y así armar el rompecabezas que resulta ser el individuo, la sociedad y la cultura en la Sociología de la Educación.

     El mundo se enriquece cuando la realidad se ve desde distintos prismas y éstos se complementan. Esta perspectiva ve al individuo como constructor de significados pero no sólo como constructor, ya que también la sociedad es un agente. Es decir, esta perspectiva ve a ambos como protagonistas de la realidad educacional, de la que se ocupa la sociología de la Educación.

     Es una falacia cognitiva pensar que el ser humano como integrante de una sociedad es sólo receptor así como lo es también afirmar que el individuo es sólo constructor activo y agente de una realidad subjetiva social. El individuo no es un compartimiento estanco en medio de la sociedad, éste forma la sociedad y la sociedad forma al individuo. Existe una interacción mutua  entre ambos agentes.

     Respondiendo a las preguntas que se plantean como guía para este ensayo en la Evaluación a Distancia voy a ir respondiendo en el mismo orden.




¿Puede la sociedad mantener un orden sin cierta automatización de la conducta o consenso en los valores?

     La sociedad para que funcione debe tener una reglas en cuanto a conducta y a los valores establecidos y aceptados por la sociedad. En mi opinión, la sociedad debe imponer ciertas normas apoyadas por la legislación y por el orden judicial, policial y político, aunque de una manera consensuada y no impuesta. Unas reglas que valgan para la sociedad (no todas las sociedades funcionan igual, ni tienen los mismos valores morales, éticos o educativos). 

     La “automatización de la conducta” me parece como una suerte de adiestramiento y condicionamiento clásico pavloviano, sin embargo, yo pienso que no se trata tanto de una automatización de la conducta sino de un aprendizaje social en positivo basado en que ciertas conductas tienen más éxito que otras, adoptar ciertas estrategias para el desenvolvimiento en la sociedad basadas en el respeto, la solidaridad o el consenso son más eficaces y adaptativas a nivel social que la imposición.

     Así que pienso que la forma de conseguir un orden social es mediante el consenso de valores, principalmente democráticos y humanos.



 ¿El hecho de que sigamos unas normas significa que nuestro comportamiento no es libre?

     No, al contrario, seguir unas normas establecidas por consenso en una sociedad permite ser y actuar de manera libre. La libertad individual no quiere decir que se pueda sepultar al vecino porque un individuo quiere tener más espacio en su casa, por poner un ejemplo esperpéntico. Las reglas nos ayudan a los individuos y a la sociedad en general a comportarse con valores, con respeto, con prudencia, con responsabilidad y con libertad.

¿Cómo se interrelacionan en la naturaleza humana lo biológico y la cultura?

     Lo biológico es nuestra parte física, nuestra biología, nuestro fenotipo, nuestro genotipo, nuestras enfermedades..., la cultura mediatiza al ser humano desde que nace, ya que una persona criada en la selva (los famosos niños salvajes) se comporta como un salvaje, en el sentido literal de la palabra. El ser humano nace con una predisposición biológica hacia lo social: el bebé recién nacido prefiere los estímulos de la gente que le rodea a cualquier otro juguete, por más llamativo que éste sea, se siente atraído por el rostro humano, por las voces humanas, por el contacto humano, etc., Esta predisposición hace que el bebé recién nacido vaya relacionándose de manera natural con la sociedad y con la cultura como parte integrante de la sociedad en la que le ha tocado vivir. 

     Así que ambas esferas del ser humano se relacionan perfectamente y sin esfuerzo (algunos dicen que ya intraútero).

     Para concluir, si queremos entender al individuo en la sociedad y la sociedad como conjunto lo debemos hacer desde la perspectiva integradora. No podemos sepultar parte de la realidad para no verla y así no explicarla.


Un análisis de los conflictos en la escuela en relación a los siguientes aspectos:

  • Conflicto de intereses y objetivos entre los actores, por la jerarquía de funciones  y tipos de autoridad.
     Un ejemplo claro de este tipo de conflicto es lo que sucede habitualmente en las instituciones escolares cuando unos, que están por debajo en la jerarquía institucional,  tienen tantas ansias de poder, de control y de decisión de los mandos superiores (como es la dirección o la jefatura de estudios) que entre los componentes de las plantilla docente y administrativa existen envidias encanceradas y viscerales dando lugar al mal desenvolvimiento de la vida escolar.

  • Diferencias entre los valores y normas en los que los estudiantes han sido socializados y los de laescuela.

     Este tipo de situaciones es muy habitual. En la casa el niño o la niña (o adolescentes) tienen ciertas reglas y se permiten ciertas conductas, sin embargo, en la escuela se opone claramente a las que el alumno tiene en casa. La incoherencia entre la casa y la escuela genera mucho malestar entre los alumnos ya que es una doble bara de medir que les crea inseguridad a la hora de comportarse. Es como si tuvieran que cambiar de registro en la casa y en la escuela. Un ejemplo sería la permisividad o la laxitud con la que a un niño se le permite contestar de mala manera a su madre y en la casa y por el contrario la imposibilidad de hacer lo mismo en la escuela con los poofesores y con el resto de personal.
 
  • Conflicto derivado de la participación involuntaria en la institución.

     Los niños casi siemṕre van a la institución educativa porque les obligan los padres y la sociedad mediante la legislación educativa. Un ejemplo es cuando los niños van de mal humor o llorando a la escuela porque se quieren quedar en casa jugando o descansando. Sienten que se los coarta la libertad.
  • Existencia de grupos en conflicto dentro de la escuela.

     Los docentes y los discentes tienen intereses opuestos. Un ejemplo de esto es que al profesor o profesora le gustan unas cosas y a los alumnos y alumnas otras muy distintas. Puede ser que a un profesor de literatura le encante Gabriel García Márquez y el realismo mágico pero a los alumnos no gustarles ese tipo de literatura. 

  • Metas de la escuela no compartidas por el estudiante.

     Los alumnos en muchas ocasiones no saben para qué sirven muchos aprendizajes de algunas asignaturas como por ejemplo la Matemática. Si el docente no explica a sus alumnos para qué sirven esos conocimientos y les enseña a los alumnos a aplicarlos a la vida real lo más probable es que muchos no entiendan para qué tienen que estudiuar eso, con el consiguiente rechazo, que en ocasones degenera en fracaso escolar.

  • Exigencias escolares no al alcance de todos.

     Los alumnos de una grado no tienen el mismo desarrollo en todos los tipos de inteligencias (recordemos las ocho inteligencias de Gardner) o no tienen desarrollado del todo ciertas motricidades gruesas o finas. Por ejemplo, si un alumno no puede saltar a la “pata coja” porque pierde el equilibrio en la clase de Educación física le crea inseguridad, veguenza y hasta el rechazo de sus pares. Este tipo de situaciones pueden derivar en que los alumnos que no llegan a hacer o a comprender lo solicitado o dado en clase satisfactoriamente desarrollen un rechazo debido a la frustración por no poder hacerlo. Todos los alumnios son capaces de aprender, lo que hay que descubrir es cómo hacemos los docentes para enseñarles el camino para lograrlo.

  • Comportamientos desviados.

     La violencia que hay hoy en día en las escuelas e instituciones educativas es muy alta. Un ejemplo de esto lo constituye el acoso escolar entre pares o bullying, el racismo en el aula, etc.

     Los conflictos en la escuela si no se solucionan con la introducción de valores de forma transversal en el planteamiento curricular se puede llegar a enquistar de tal manera que no se pueda solucionar nunca.

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