El chulla Romero y Flores de Icaza
Luis Alfonso
Romero y Flores, el protagonista de esta novela, está atrapado entre una
sociedad inquisidora con el indio y el cholo y, por otro lado, entre los
prejuicios clasistas y sociales autoimpuestos. El chulla Romero y Flores es un
pobre diablo, un chulla, mitad indio mitad señorito venido a más que por fraude
entra a la Oficina de Investigación Económica cuando se entera de que su
amante, Rosario, está embarazada y, él, que es un pobre de hambre necesita
asumir su papel de hombre y futuro padre. El arribismo del que es preso le
lleva a verse envuelto en problemas con la candidatura a la presidencia de la
república. Engaña, miente, finge, odia y desprecia a las personas con las que
se topa a lo largo de la novela. Por el desprecio y la afrenta que por su
origen (por lo que él mismo siente vergüenza y repugnancia) es sometido por la
esposa del candidato a la presidencia de la república, doña Francisca Montes y
Ayala, jura vengarse sacando a la luz todos los fraudes y corruptelas de las
que eran protagonistas tanto ella como su esposo, el candidato, Ramiro Paredes
y Nieto.
Guarda todos los
documentos para destapar los fraudes, publica todos los documentos que había
logrado recolectar y destapa toda la mugre de la política. Lejos de ser
premiado es despedido del trabajo y reducido al repudio social.
Poco después, cuando
llega el parto de la amante cobra un cheque falsificando él la firma de su
exjefe, Ernesto Morejón Galindo. Desde ese momento es perseguido por la policía
y muere su amante debido a un parto complicado en el que no es atendida. Logra
escapar. Él se da cuenta de que odiar su origen, fingir lo que no se es y
engañar sólo le ha traído desgracias; se transforma gracias al dolor de la
muerte de su amante en una persona consciente de lo que le ha llevado a ser
como es. Decide hacerse cargo de su hijo, huérfano de madre. Se convierte en un
hombre nuevo.
Esta novela es
adecuada para segundo o tercero de bachillerato ya que el personaje principal
de la novela sufre una evolución psicológica durante la novela, comienza
repudiando a su origen, sobre todo a su madre por ser india y termina asumiendo
quién es. El protagonista evoluciona. La dureza de la sociedad, así como la
discriminación inquisitorial hacia el indígena es asumible y entendible en toda
su dimensión por alumnos de bachillerato.
Descripción de los personajes principales
Luis Alfonso Romero y Flores es el
protagonista de la novela. Siguiendo el esquema actancial de Greimas
clasificamos al chulla como sujeto, quien sigue o persigue un objeto u
objetivo, que no es otro que ser otro, huir de sus orígenes, los cuales
repudia. Es destinatario de Majestad y Pobreza, puesto que recibe el gran
perjuicio: la muerte de Rosario por intentar conseguir el objeto. Además, él es
destinador para sí mismo y también destinatario de sí mismo. Es hijo de una
indígena y de un señor venido a más. Es empleado del director-jefe de la Oficina
de Investigación Económica. Es víctima de sus propios prejuicios sociales. Él
es codicioso, aprovechado, arribista, tiene un gran sentido de inferioridad
étnica, es descastado, clasista y sumiso con que él cree que son mejores
socialmente. Odia su propia sangre. Es un pobre diablo que no tiene donde
caerse muerto. Es mujeriego hasta que conoce a Rosario. Le importan mucho las
apariencias, pues no quiere que nadie sepa que su madre era indígena y que su
padre a pesar de ser un señor “blanco” se juntara con una indígena del servicio
y de cuya unión nació él. Encubre su origen siempre que puede. Evoluciona a lo
largo de la novela. Podemos comprobar esta descripción en fragmentos y en
diálogos de la novela:
“[…] a todo lo que era su viejo anhelo de caballero
adinerado, […]” (Icaza, 2013, pág. 73).
“[…] comprendió con repugnancia indefinida, que él, no era
sino un pobre diablo cargado de inexperiencia, de vanidad. […]” (Icaza,
2013, pág. 74).
“[…] anunció el mozo imitando a don Ernesto en su actitud
olímpica. […]” (Icaza, 2013, pág. 80).
“[…] Se sentía herido por aquello de “chullita”, por la
comparación, por algo que trataba de ocultar. […]” (Icaza, 2013,
pág. 82).
“[…] -Luis Alfonso Romero y Flores- dijo él subrayando las erres
del apellido. […]” (Icaza, 2013, pág. 89).
“[…] por la pendiente de la vergüenza que le producía el
saber que alguien estaba en el secreto de su pecado original, de su sangre.
[…]” (Icaza, 2013, pág. 89).
“[…] -enfermizo deseo de ser alguien- […]” (Icaza, 2013,
pág. 90).
“[…] << ¡Por tu madre! Ella es la causa de tu viscoso
acholamiento de siempre… (…) >> […]” (Icaza, 2013, pág. 94).
“[…] Envuelto en la certidumbre y en la audacia de hallarse
frente a uno de tantos amoríos, […]” (Icaza, 2013, pág. 104).
“[…] —¿Casada? —dijo el chulla con voz que delataba su
alegría: «Ningún peligro para mi porvenir... Ninguna responsabilidad... Ningún
gasto... Unos meses, unos días, unas horas...». […]” (Icaza, 2013,
pág. 107).
“[…] El chulla Romero y Flores —hábil señor de la conquista
barata- insistió en el asedio a la chullita —calificativo que Majestad y
Pobreza usaba para las mujeres sin fortuna—. […]” (Icaza, 2013,
pág. 110).
“[…] -El certificado de mi sangre azul. […]” (Icaza, 2013, pág. 138).
[…] Se sentía otro. Por primera vez era el que en realidad
debía ser: un mozo del vecindario pobre con ganas de unirse a las gentes que le
ayudaron (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 227).
“[…] Nunca más estaría de acuerdo con sus viejos anhelos,
con sus prosas intranscendentes, con su disfraz, con la vergüenza de mama
Domitila, con el orgullo de Majestad y Pobreza. […] (Icaza, 2013,
pág. 266).
“[…] …<< He sido un tonto, un cobarde. ¡Sí! Les
desprecié, me repugnaban, me sentía en ellos como una maldición. Hoy me siento
de ellos como una esperanza, como algo propio que vuelve>>. […]” (Icaza, 2013, pág. 267).
Rosario Santacruz es también un
personaje coprotagonista. Teniendo en cuenta a Greimas es ayudante del chulla,
ya que le acompaña en la imposible consecución del objeto. Es la amante del
chulla, está casada con otro hombre, pero está perdidamente enamorada del él.
Ella es rebelde, impulsiva, caprichosa, generosa, exuberante físicamente, atractiva,
aunque insegura, muy ingenua, algo miedosa pero valiente, y está dispuesta a
hacer todo lo que está en su mano para estar y para querer bien a su amado. En
la novela podemos corroborar esta descripción.
“[…] -huérfana de un capitán en retiro (…) creía en la
gracia y en la atracción de su cuerpo para salvar el porvenir y asegurar el
futuro. […]” (Icaza, 2013, pág. 96).
“[…] -No te quiero, no te he querido nunca. Tampoco puedo
engañarte como hacen las otras. […]” (Icaza, 2013, pág. 97).
“[…] Desde el primer momento (…) se dejó arrastrar por el
hechizo (…) de las formas cimbreantes (…) de Rosario Santacruz. […]” (Icaza, 2013, pág. 104).
“[…] << No soy una corrompida. ¡Nooo! Soy joven (…) Me
arde en las venas, (…)>> […]” (Icaza, 2013, pág. 125).
“[…] -Soy lo que tú quieras que sea (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 126).
“[…] <<No… No soy una corrompida (…) Soy feliz (…)>>
[…]” (Icaza, 2013, pág. 126).
“[…] Necesito el reverbero, una mesa, dos sillas, el bacín,
dos platos, las sábanas (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 133)
“[…] (…) -insistió Rosario agarrándose con desesperación el
vientre (…) todos lo tomaban como un gran pecado, como una tremenda vergüenza
(…) […]” (Icaza, 2013, pág. 157).
“[…]-Alguien nos hará justicia (…) en el tono cálido de su
voz, en la ternura de su cuerpo maduro-vientre deforme (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 189).
“[…] Ella-miedo a la muerte y a la soledad en la fatiga del
embarazo- (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 190).
“[…] - ¡No, por Dios! ¡Huye! ¡No vengas! ¡Esperaré con mi
dolor! [...]” (Icaza, 2013, pág. 216).
“[…] Mientras él estuvo al amparo de los vecinos, Rosario
pudo resistir mordiendo (…) estrangulando el llanto. Pero después, cuando a la
desesperación de no saber del fugitivo (…) se unió el tormento físico […]” (Icaza, 2013, pág. 229).
Ernesto Morejón Galindo es antagonista.
Es el director-jefe de la Oficina de Investigación Económica. Es corrupto, prepotente,
malicioso, asqueroso, arribista, envidioso, mal ciudadano, mezquino, mediocre,
fracasado, embaucador, mujeriego y…más. Todavía se podrían decir cosas peores
de este personaje. Es el jefe del chulla, al cual utiliza para poder ascender
laboralmente y tener más dinero. En la novela podemos observar estas actitudes:
“[…] Con gráfico y pornográfico gesto de posesión sexual…
[…]” (Icaza, 2013, pág. 67).
“[…] -Dispuesto a todo. Mi corazón no podía engañarme… […]”.
(Icaza, 2013, pág. 70).
“[…]Y al primero que me venga con reclamos lo pulverizo […]” (Icaza, 2013, pág. 72).
Mama Domitila es coprotagonista.
Siguiendo el modelo de Greimas ésta es oponente del chulla, pues siempre (en
los monólogos interiores) intenta que recapacite y que no renuncie a su sangre
de indio, así, pues, se opone a que consiga su objeto. Es la madre del chulla,
aunque en la novela está muerta está absolutamente presente en los monólogos
interiores. Este personaje es una mujer indígena apaleada, víctima de la
sociedad etnocida hacia el indio o el mestizo. Este personaje es la “parte
buena” de la conciencia del chulla. A lo largo de la novela la vemos en
distintos monólogos interiores de Luis Alfonso. Es el retrato de una madre que
a pesar de que su hijo la odia por ser india ella nunca deja de amarle.
[…] <<Porque viste en ellos la furia y la mala entraña
de taita Miguel (…) Mi guagua lindo con algo de diablo blanco>> […]” (Icaza, 2013, pág. 94).
“[…] <<Guagüitico de Taita Dios… Guagüitico inocente
(..) […]” (Icaza, 2013, pág. 158).
Majestad y pobreza es coprotagonista. Según
el esquema de Greimas éste es ayudante, ya que ayuda (mediante los monólogos
interiores) a que el chulla renuncie y repudia su origen. Es también
destinador. Es padre del chulla. Es un señor que se queda sin bienes y se junta
con una indígena del servicio doméstico. Es producto de una sociedad en la que
ser blanco viene con premio. Es déspota y superficial. Sus actuaciones en la
novela, al igual que mama Domitila se dejan ver en los monólogos de Luis Alfonso.
“[…] << ¡Por tu madre! Ella es la causa de tu viscoso
acholamiento de siempre… De tu mirar estúpido… De tus labios temblorosos (…) De
tus manos de gañán (…) De tu culo verde…No podrás nunca ser un
caballero>> […]” (Icaza, 2013, pág. 94).
“[…] << ¡Cuidado! Es una hembra sin dote… Tu
porvenir…>> […]” (Icaza, 2013, pág. 106).
“[…] << ¡Adelante muchacho! (...) Estás en el secreto
de la trampa. Todos juegan a lo mismo (…) Nadie se atreverá a despertar a mama
Domitila (…) >> […]” (Icaza, 2013, pág. 120).
“[…] <<Qué problema ni qué pendejada… Todo por un (…)
hijo de puta (…)>> […]” (Icaza, 2013, pág. 158).
Doña Francisca Montes y Ayala la
principal antagonista de la novela y, teniendo en cuenta el modelo de Greimas,
ésta es oponente, pues ella le impide conseguir su objeto, ella es la principal
responsable de esto; se opone al chulla permanentemente. Es la esposa del
candidato a la presidencia de la república, Ramiro Paredes y Nieto, y es la que
comanda todo el cotarro corrupto y las redes clientelares de la alta política.
Es poderosa, irreverente, maliciosa, despreciable, clasista, racista… Podemos
comprobar esta caracterización en muchas partes de la novela, he aquí unas
cuantas.
“[…] -La ley dice que sólo doña Francisca… […]” (Icaza, 2013, pág. 82).
“[…] -Nuestro empleado me ha dicho (…) que usted se niega a
firmar la cuenta e mi esposo. ¿Por qué? ¿Es un capricho? […]” (Icaza, 2013,
pág. 87).
“[…] -Esos documentos ya no existen. Podían comprometernos y
volaron. Desaparecieron. -anunció doña Francisca con cinismo morboso, con
cinismo de puñalada en la garganta (…) Era un enemigo poderoso, un demonio
perfumado de ojos negros, fríos, duros (…) […]” (Icaza, 2013,
pág. 87).
“[…] Cuando el honor nacional exige… Cuando la política (…)
[…]” (Icaza, 2013, pág. 88).
“[…] Discutiremos más tarde (…) mirando al pequeño burócrata
con la curiosidad de quien observa los desplantes venenosos de un miserable
gusano antes de aplastarle. […]” (Icaza, 2013, pág. 88).
[…] -Fuimos amigos en un tiempo. Muy amigos (…) Eso fue
imperdonable (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 89).
NOTA 1: hay
muchos más personajes como Eduardo contreras, Ramiro Paredes y Nieto, doña
Victoria Santacruz, el tuerto Sánchez, etc., pero, desde mi punto de vista,
éstos son secundarios.
NOTA 2: La
descripción de los personajes la hago al principio y la demuestro con
transcripciones de la novela, después.
Elementos novedosos en la forma de narrar
Elemento/recurso
|
Localización (pág.)
|
Descripción
|
Analepsis o retrospección.
(Flash Backs).
|
89, 94, 96, 118,
134, 152, 170, 250
|
El narrador mientras cuenta un hecho narra otro que
había sucedido antes. Icaza crea este recurso para ir completando la historia
desde distintos ángulos.
|
Brutal realismo.
|
Toda la novela
|
Toda la novela está plagada de narraciones
brutales, realistas y escalofriantes por la igualdad a la realidad. Destaca
la incertidumbre del protagonista ya que se halla perdido entre lo indígena y
el blanco, es un mestizo citadino que no sabe quién es. Es lacerante el odio
al mestizo, al indio que había en la sociedad que describe Icaza en esta
novela.
|
Coros (voz masa) / estribillos.
|
91, 101, 145-147, 230, 261, 262,
|
Utiliza coros como si fuera una obra teatralizada.
Los monólogos interiores de estas páginas funcionan como coro.
|
Descripciones audaces y poéticas.
|
169, 189, 222, 233
|
Encontramos descripciones sumamente poéticas,
acercándose a la prosa poética.
|
Historias paralelas/puntos de vista distintos.
|
96, 127, 128, 205, 247, 258
|
Utiliza una técnica narrativa inaugurada por W. Faulkner.
Cuenta la misma historia desde prismas distintos. Se solapan historias
paralelas.
|
Imagen.
|
74, 92, 109, 139, 148, 157, 182, 184,
203
|
Utiliza imágenes casi surrealistas muy
innovadoras.
|
Ironía.
|
75
|
Este tropo lo utiliza para poner en evidencia lo
peor del país, lo más corrupto y podrido.
|
Metáfora.
|
69, 70, 72, 73, 113,
|
Utiliza este recurso muchas veces a lo largo de la
novela, son metáforas uy bien construidas, como: “[…] Hervían en sus labios
de jugoso caucara […]” refiriéndose al caudal y actitud al enumerar Ernesto
Morejón a sus rivales; o “[..] En un claro de esa selva exótica, […]
refiriéndose al local de Eduardo Contreras por el montón de artículos de
otros siglos.
|
Monólogo interior.
|
70, 76, 78, 79, 81, 84, 86, 87, 89, 91,
94, 106, 108, 114, 118, 120, 128, 131, 143, 145, 146, 147, 149, 154, 230, 264
|
Los monólogos interiores los utiliza Icaza para
representar los pensamientos y los recuerdos de los personajes. Consigue con
éstos que el lector sepa de primera mano lo que piensan sin recurrir al
narrador omnisciente.
|
Narración con efectos (borrachera, cinematográficos o teatrales).
|
151, 168
|
Ciertas narraciones adquieren teatralidad ya que,
por ejemplo, en la página 151 se narra los dos días de borrachera con
ausencia de elementos espacio-temporales concretos, lo que da una sensación
de titubeo, caminado en “eses”, etc.
|
Paralelismo (antitético y sinonímico).
|
94, 239
|
Recurre a este recurso literario para crear
exageración en la idea. Es un método para resaltar la idea.
|
Realismo mágico.
|
94, 106, 264
|
Aunque no es un realismo mágico tan grave como el
de García Márquez, se observa su uso en la presencia de los personajes
difuntos cuando se hacen presentes mediante los monólogos interiores y, en
ocasiones, como un coro como la intervención de mama Domitila: “[…] Mi guagua
lindo con algo de diablo blanco […]” o el comentario de Majestad y pobreza:
“[…] << ¡Cuidado! Es una hembra sin dote… Tu porvenir…>>
[…]” Pero tal y como manifiesta Sacoto
(2014) este realismo mágico está claro en la manifestación de Rosario, ya
muerta. “[…] Le amé…le amé (…) […]”.
|
Anticipación o prolepsis).
|
67, 112, 119, 140, 149, 170, 175, 176
|
Se producen muchos saltos temporales hacia
adelante. De hecho, el comienzo del libro es un salto hacia adelante ya que
hacia la mitad (página 170) se retoma la entrada del chulla en la Oficina de
Investigación económica. Se producen saltos sobre todo desde la parte
climática de la novela, cuando se produce la huida y consecuente persecución
del chulla. Imprime velocidad, intriga y suspense a la trama.
|
Símil.
|
73, 93, 216, 217, 218
|
Crea símiles innovadores, como el de la página 93:
“[…] Se encogió como un alacrán rodeado de candelas. […]” o el de la página “[…]
escurrirse como un misterioso pez (…) [..]”
|
Sinécdoque.
|
90
|
“[…] Fue el desprecio de las malditas espaldas.
[…]” tomando las espaldas como representación de los hombres y mujeres que le
ignoraban en la reunión de doña Francisca Montes y Ayala.
|
Sinestesia.
|
102, 147, 175
|
Este recurso es sumamente generador de
significados ya que genera en el lector la realización de lo descrito
mediante los sentidos. Así, por ejemplo, en la página 147 podemos leer “[…]
olfateó la hora. […]” es una sinestesia visual-olfativa. La de la página 175
“[…] chorreando quejas guturales, […]” crea una visión surrealista,
cinematográfica. Es una sinestesia visual muy audaz.
|
Utilización de habla coloquial, habla serrana y vulgar.
Caracterización de conductas.
|
71, 105, 137, 140, 145, 146, 159, 185
|
A lo largo de toda la novela nos topamos con
infinidad de habla popular, coloquial, jerga, vulgar, etc. Sólo resalto unas
pocas: “[…] <<Patrón grande, su mercé>>[..]”; “[..] pes. [..]”;
“[…] un chocho partido! […]”; “[…] guambra […]”; “[…] taita diablo colorado
ricurishca […]”, etc.
|
Ensayo. Importancia de la novela para Ecuador
[…] ¡Soy Luis Alfonso Romero y Flores! ¿No recuerda
usted de mí, señora? —exclamó el
intruso adelantándose a la posible interrogación. Sabía del efecto
extraordinario de su apellido de estirpe gamonal —poder de conquistadores,
crueldad de encomenderos, magia de frailes, brillo de militares, ratería de
burócratas— ante aquellas gentes afanosas por ocultar su pecado original.
En rápida
pausa todos saborearon con orgullo la alcurnia y los blasones que creían hallar ingenuamente tras aquel hombre.
Cada cual a su entender y manera: «¡Para mi guagua, el mocito!», «Claro...
Claro se ve la nobleza», «Mi guagua es doncella», «Chulla parece... Pero chulla
decente que no es lo mismo», (…).
Al saborear
aquel apellido los invitados crearon una orden impalpable, un ambiente de
pulcritud y de halago que transformó las prosas de doña Camila en mueca de
humilde respeto: […]. (Icaza, 2013, pág. 102).
Jorge Icaza es un exponente del indigenismo en Ecuador, en esta novela se
pone sobre el tapete los prejuicios y “el pecado original” de aquellos que son
mestizos en una sociedad construida por y para blancos, algo así como la raza
aria en Alemania. Además de hacer uso de un realismo social brutal, sin medias
tintas, con la mayor de las crudezas.
Su novela, con una dosis de realismo a veces insoportable, resultó una
llamada de atención en la época en la que se escribió (1958) y todavía hoy es
una bofetada de realismo emanada de una mente clarividente que no se puede
ocultar.
Para Ecuador esta novela supuso y supone la revelación de lo que era la
sociedad del S. XX y el maltrato que se dispensaba al mestizo citadino, como si
fuera un individuo inferior al que había que repudiarlo para poder mantener y
ser merecedor del estatus de “blanco”. Es miserable esta actitud que ostentan
personajes como doña Francisca Montes y Ayala de humillación constante y
perennizada hacia nuestro protagonista. Pero aún más es repugnante y doliente
la actitud del propio Luis Alfonso ante su origen, su sangre, su madre…Esto
supone en él una mezcla explosiva de crueldad y revictimización permanentes en
la que la autoflagelación se convierte en el castigo ancestral o como nos dice
él en sus monólogos “el pesado original”.
El indio y el mestizo han estado repudiados, marginados, maltratados (y
muchos más “-ados”) por el poder, la política y la sociedad desde la
colonización española y se enquistó en la República, en la cual no se les tomó
en cuenta prácticamente para nada. Desde este punto de vista de marginación y
exilio de individuos de su propia patria se escribe esta novela para poner de
manifiesto lo que se ha conseguido con tales “políticas”.
El autodesconocimiento de la propia identidad colectiva como pueblo, como
sociedad y como individuo genera individuos como el chulla, personas que se
repudian a sí mismos y que su finalidad vital es ocultar su origen por ser
“despreciable”.
Este problema no se puede considerar algo aislado o limitado que afecta
sólo a ciertos individuos, sino que hay que entenderlo como un mal que ataca a
la sociedad entera, destruye la sociedad como la metástasis cancerosa invade y
destruye el propio cuerpo.
La sociedad de esta primera parte del S.XXI ha cambiado, y lo ha hecho
con paso firme dando o, mejor dicho, retornando lo robado a los pueblos
indígenas de Ecuador mediante políticas de diversidad cultural,
multiculturalidad, interculturalidad, etc., para reconstruir el etnocidio
causado. Sin embargo, queda mucho por hacer, ya que se mantiene el resorte
rápido del insulto: “longo”, “cholo”, “culo verde”, etc.
Así que esta novela y otras muchas levantaron un horror lacerante que
debía curarse y debía generar una reconciliación entre las partes enfrentadas
de la sociedad, entre el verdugo y la víctima.
Bibliografía
Icaza, J. (2013). El Chulla Romero y Flores
(Segunda ed., Vol. 1). Quito, Ecuador: Libresa. Colección Antares.
Jiménez Gaona, Á. D.
(abril de 2017). Lectura y Análisis de textos. Texto-guía. Loja:
Ediloja Cía. Ltda.
Jiménez Gaona, Á. D.
(2017). Literatura Ecuatoriana II. Texto-guía (Segunda ed.). Loja,
Ecuador: Universidad Técnica Particular de Loja.
Sacoto, A. (2014). El
chulla Romero y Flores. En A. Sacoto, 14 novelas clave de la literatura
ecuatoriana (págs. 237-260). Quito: Casa de la cultura ecuatoriana
Benjamín Carrión.
Universidad Técnica
Particular de Loja. (2015). Literatura del S.XX (III). Biblioteca Básica
de Autores Ecuatorianos. Loja, Ecuador: UTPL.
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