martes, 17 de julio de 2018

Análisis literario de El chulla Romero y Flores


El chulla Romero y Flores de Icaza

Luis Alfonso Romero y Flores, el protagonista de esta novela, está atrapado entre una sociedad inquisidora con el indio y el cholo y, por otro lado, entre los prejuicios clasistas y sociales autoimpuestos. El chulla Romero y Flores es un pobre diablo, un chulla, mitad indio mitad señorito venido a más que por fraude entra a la Oficina de Investigación Económica cuando se entera de que su amante, Rosario, está embarazada y, él, que es un pobre de hambre necesita asumir su papel de hombre y futuro padre. El arribismo del que es preso le lleva a verse envuelto en problemas con la candidatura a la presidencia de la república. Engaña, miente, finge, odia y desprecia a las personas con las que se topa a lo largo de la novela. Por el desprecio y la afrenta que por su origen (por lo que él mismo siente vergüenza y repugnancia) es sometido por la esposa del candidato a la presidencia de la república, doña Francisca Montes y Ayala, jura vengarse sacando a la luz todos los fraudes y corruptelas de las que eran protagonistas tanto ella como su esposo, el candidato, Ramiro Paredes y Nieto.
Guarda todos los documentos para destapar los fraudes, publica todos los documentos que había logrado recolectar y destapa toda la mugre de la política. Lejos de ser premiado es despedido del trabajo y reducido al repudio social.
Poco después, cuando llega el parto de la amante cobra un cheque falsificando él la firma de su exjefe, Ernesto Morejón Galindo. Desde ese momento es perseguido por la policía y muere su amante debido a un parto complicado en el que no es atendida. Logra escapar. Él se da cuenta de que odiar su origen, fingir lo que no se es y engañar sólo le ha traído desgracias; se transforma gracias al dolor de la muerte de su amante en una persona consciente de lo que le ha llevado a ser como es. Decide hacerse cargo de su hijo, huérfano de madre. Se convierte en un hombre nuevo.

Esta novela es adecuada para segundo o tercero de bachillerato ya que el personaje principal de la novela sufre una evolución psicológica durante la novela, comienza repudiando a su origen, sobre todo a su madre por ser india y termina asumiendo quién es. El protagonista evoluciona. La dureza de la sociedad, así como la discriminación inquisitorial hacia el indígena es asumible y entendible en toda su dimensión por alumnos de bachillerato.

Descripción de los personajes principales

Luis Alfonso Romero y Flores es el protagonista de la novela. Siguiendo el esquema actancial de Greimas clasificamos al chulla como sujeto, quien sigue o persigue un objeto u objetivo, que no es otro que ser otro, huir de sus orígenes, los cuales repudia. Es destinatario de Majestad y Pobreza, puesto que recibe el gran perjuicio: la muerte de Rosario por intentar conseguir el objeto. Además, él es destinador para sí mismo y también destinatario de sí mismo. Es hijo de una indígena y de un señor venido a más. Es empleado del director-jefe de la Oficina de Investigación Económica. Es víctima de sus propios prejuicios sociales. Él es codicioso, aprovechado, arribista, tiene un gran sentido de inferioridad étnica, es descastado, clasista y sumiso con que él cree que son mejores socialmente. Odia su propia sangre. Es un pobre diablo que no tiene donde caerse muerto. Es mujeriego hasta que conoce a Rosario. Le importan mucho las apariencias, pues no quiere que nadie sepa que su madre era indígena y que su padre a pesar de ser un señor “blanco” se juntara con una indígena del servicio y de cuya unión nació él. Encubre su origen siempre que puede. Evoluciona a lo largo de la novela. Podemos comprobar esta descripción en fragmentos y en diálogos de la novela:
“[…] a todo lo que era su viejo anhelo de caballero adinerado, […]” (Icaza, 2013, pág. 73).
“[…] comprendió con repugnancia indefinida, que él, no era sino un pobre diablo cargado de inexperiencia, de vanidad. […]” (Icaza, 2013, pág. 74).
“[…] anunció el mozo imitando a don Ernesto en su actitud olímpica. […]” (Icaza, 2013, pág. 80).
“[…] Se sentía herido por aquello de “chullita”, por la comparación, por algo que trataba de ocultar. […]” (Icaza, 2013, pág. 82).
“[…] -Luis Alfonso Romero y Flores- dijo él subrayando las erres del apellido. […]” (Icaza, 2013, pág. 89).
“[…] por la pendiente de la vergüenza que le producía el saber que alguien estaba en el secreto de su pecado original, de su sangre. […]” (Icaza, 2013, pág. 89).
“[…] -enfermizo deseo de ser alguien- […]” (Icaza, 2013, pág. 90).
“[…] << ¡Por tu madre! Ella es la causa de tu viscoso acholamiento de siempre… (…) >> […]” (Icaza, 2013, pág. 94).
“[…] Envuelto en la certidumbre y en la audacia de hallarse frente a uno de tantos amoríos, […]” (Icaza, 2013, pág. 104).
“[…] —¿Casada? —dijo el chulla con voz que delataba su alegría: «Ningún peligro para mi porvenir... Ninguna responsabilidad... Ningún gasto... Unos meses, unos días, unas horas...». […]” (Icaza, 2013, pág. 107).
“[…] El chulla Romero y Flores —hábil señor de la conquista barata- insistió en el asedio a la chullita —calificativo que Majestad y Pobreza usaba para las mujeres sin fortuna—. […]” (Icaza, 2013, pág. 110).
“[…] -El certificado de mi sangre azul. […]” (Icaza, 2013, pág. 138).
[…] Se sentía otro. Por primera vez era el que en realidad debía ser: un mozo del vecindario pobre con ganas de unirse a las gentes que le ayudaron (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 227).
“[…] Nunca más estaría de acuerdo con sus viejos anhelos, con sus prosas intranscendentes, con su disfraz, con la vergüenza de mama Domitila, con el orgullo de Majestad y Pobreza. […] (Icaza, 2013, pág. 266).
“[…] …<< He sido un tonto, un cobarde. ¡Sí! Les desprecié, me repugnaban, me sentía en ellos como una maldición. Hoy me siento de ellos como una esperanza, como algo propio que vuelve>>. […]” (Icaza, 2013, pág. 267).

Rosario Santacruz es también un personaje coprotagonista. Teniendo en cuenta a Greimas es ayudante del chulla, ya que le acompaña en la imposible consecución del objeto. Es la amante del chulla, está casada con otro hombre, pero está perdidamente enamorada del él. Ella es rebelde, impulsiva, caprichosa, generosa, exuberante físicamente, atractiva, aunque insegura, muy ingenua, algo miedosa pero valiente, y está dispuesta a hacer todo lo que está en su mano para estar y para querer bien a su amado. En la novela podemos corroborar esta descripción.
“[…] -huérfana de un capitán en retiro (…) creía en la gracia y en la atracción de su cuerpo para salvar el porvenir y asegurar el futuro. […]” (Icaza, 2013, pág. 96).
“[…] -No te quiero, no te he querido nunca. Tampoco puedo engañarte como hacen las otras. […]” (Icaza, 2013, pág. 97).
“[…] Desde el primer momento (…) se dejó arrastrar por el hechizo (…) de las formas cimbreantes (…) de Rosario Santacruz. […]” (Icaza, 2013, pág. 104).
“[…] << No soy una corrompida. ¡Nooo! Soy joven (…) Me arde en las venas, (…)>> […]” (Icaza, 2013, pág. 125).
“[…] -Soy lo que tú quieras que sea (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 126).
“[…] <<No… No soy una corrompida (…) Soy feliz (…)>> […]” (Icaza, 2013, pág. 126).
“[…] Necesito el reverbero, una mesa, dos sillas, el bacín, dos platos, las sábanas (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 133)
“[…] (…) -insistió Rosario agarrándose con desesperación el vientre (…) todos lo tomaban como un gran pecado, como una tremenda vergüenza (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 157).
“[…]-Alguien nos hará justicia (…) en el tono cálido de su voz, en la ternura de su cuerpo maduro-vientre deforme (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 189).
“[…] Ella-miedo a la muerte y a la soledad en la fatiga del embarazo- (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 190).
“[…] - ¡No, por Dios! ¡Huye! ¡No vengas! ¡Esperaré con mi dolor! [...]” (Icaza, 2013, pág. 216).
“[…] Mientras él estuvo al amparo de los vecinos, Rosario pudo resistir mordiendo (…) estrangulando el llanto. Pero después, cuando a la desesperación de no saber del fugitivo (…) se unió el tormento físico […]” (Icaza, 2013, pág. 229).

Ernesto Morejón Galindo es antagonista. Es el director-jefe de la Oficina de Investigación Económica. Es corrupto, prepotente, malicioso, asqueroso, arribista, envidioso, mal ciudadano, mezquino, mediocre, fracasado, embaucador, mujeriego y…más. Todavía se podrían decir cosas peores de este personaje. Es el jefe del chulla, al cual utiliza para poder ascender laboralmente y tener más dinero. En la novela podemos observar estas actitudes:
“[…] Con gráfico y pornográfico gesto de posesión sexual… […]” (Icaza, 2013, pág. 67).
“[…] -Dispuesto a todo. Mi corazón no podía engañarme… […]”. (Icaza, 2013, pág. 70).
“[…]Y al primero que me venga con reclamos lo pulverizo […]” (Icaza, 2013, pág. 72).

Mama Domitila es coprotagonista. Siguiendo el modelo de Greimas ésta es oponente del chulla, pues siempre (en los monólogos interiores) intenta que recapacite y que no renuncie a su sangre de indio, así, pues, se opone a que consiga su objeto. Es la madre del chulla, aunque en la novela está muerta está absolutamente presente en los monólogos interiores. Este personaje es una mujer indígena apaleada, víctima de la sociedad etnocida hacia el indio o el mestizo. Este personaje es la “parte buena” de la conciencia del chulla. A lo largo de la novela la vemos en distintos monólogos interiores de Luis Alfonso. Es el retrato de una madre que a pesar de que su hijo la odia por ser india ella nunca deja de amarle.
[…] <<Porque viste en ellos la furia y la mala entraña de taita Miguel (…) Mi guagua lindo con algo de diablo blanco>> […]” (Icaza, 2013, pág. 94).
“[…] <<Guagüitico de Taita Dios… Guagüitico inocente (..) […]” (Icaza, 2013, pág. 158).

Majestad y pobreza es coprotagonista. Según el esquema de Greimas éste es ayudante, ya que ayuda (mediante los monólogos interiores) a que el chulla renuncie y repudia su origen. Es también destinador. Es padre del chulla. Es un señor que se queda sin bienes y se junta con una indígena del servicio doméstico. Es producto de una sociedad en la que ser blanco viene con premio. Es déspota y superficial. Sus actuaciones en la novela, al igual que mama Domitila se dejan ver en los monólogos de Luis Alfonso.
“[…] << ¡Por tu madre! Ella es la causa de tu viscoso acholamiento de siempre… De tu mirar estúpido… De tus labios temblorosos (…) De tus manos de gañán (…) De tu culo verde…No podrás nunca ser un caballero>> […]” (Icaza, 2013, pág. 94).
“[…] << ¡Cuidado! Es una hembra sin dote… Tu porvenir…>> […]” (Icaza, 2013, pág. 106).
“[…] << ¡Adelante muchacho! (...) Estás en el secreto de la trampa. Todos juegan a lo mismo (…) Nadie se atreverá a despertar a mama Domitila (…) >> […]” (Icaza, 2013, pág. 120).
“[…] <<Qué problema ni qué pendejada… Todo por un (…) hijo de puta (…)>> […]” (Icaza, 2013, pág. 158).
Doña Francisca Montes y Ayala la principal antagonista de la novela y, teniendo en cuenta el modelo de Greimas, ésta es oponente, pues ella le impide conseguir su objeto, ella es la principal responsable de esto; se opone al chulla permanentemente. Es la esposa del candidato a la presidencia de la república, Ramiro Paredes y Nieto, y es la que comanda todo el cotarro corrupto y las redes clientelares de la alta política. Es poderosa, irreverente, maliciosa, despreciable, clasista, racista… Podemos comprobar esta caracterización en muchas partes de la novela, he aquí unas cuantas.
“[…] -La ley dice que sólo doña Francisca… […]” (Icaza, 2013, pág. 82).
“[…] -Nuestro empleado me ha dicho (…) que usted se niega a firmar la cuenta e mi esposo. ¿Por qué? ¿Es un capricho? […]” (Icaza, 2013, pág. 87).
“[…] -Esos documentos ya no existen. Podían comprometernos y volaron. Desaparecieron. -anunció doña Francisca con cinismo morboso, con cinismo de puñalada en la garganta (…) Era un enemigo poderoso, un demonio perfumado de ojos negros, fríos, duros (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 87).
“[…] Cuando el honor nacional exige… Cuando la política (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 88).
“[…] Discutiremos más tarde (…) mirando al pequeño burócrata con la curiosidad de quien observa los desplantes venenosos de un miserable gusano antes de aplastarle. […]” (Icaza, 2013, pág. 88).
[…] -Fuimos amigos en un tiempo. Muy amigos (…) Eso fue imperdonable (…) […]” (Icaza, 2013, pág. 89).

NOTA 1: hay muchos más personajes como Eduardo contreras, Ramiro Paredes y Nieto, doña Victoria Santacruz, el tuerto Sánchez, etc., pero, desde mi punto de vista, éstos son secundarios.
NOTA 2: La descripción de los personajes la hago al principio y la demuestro con transcripciones de la novela, después.

Elementos novedosos en la forma de narrar

Elemento/recurso
Localización (pág.)
Descripción
Analepsis o retrospección.
 (Flash Backs).
89, 94, 96, 118, 134, 152, 170, 250
El narrador mientras cuenta un hecho narra otro que había sucedido antes. Icaza crea este recurso para ir completando la historia desde distintos ángulos.
Brutal realismo.
Toda la novela
Toda la novela está plagada de narraciones brutales, realistas y escalofriantes por la igualdad a la realidad. Destaca la incertidumbre del protagonista ya que se halla perdido entre lo indígena y el blanco, es un mestizo citadino que no sabe quién es. Es lacerante el odio al mestizo, al indio que había en la sociedad que describe Icaza en esta novela.
Coros (voz masa) / estribillos.
91, 101, 145-147, 230, 261, 262,
Utiliza coros como si fuera una obra teatralizada. Los monólogos interiores de estas páginas funcionan como coro.
Descripciones audaces y poéticas.
169, 189, 222, 233
Encontramos descripciones sumamente poéticas, acercándose a la prosa poética.
Historias paralelas/puntos de vista distintos.
96, 127, 128, 205, 247, 258
Utiliza una técnica narrativa inaugurada por W. Faulkner. Cuenta la misma historia desde prismas distintos. Se solapan historias paralelas.
Imagen.
74, 92, 109, 139, 148, 157, 182, 184, 203
Utiliza imágenes casi surrealistas muy innovadoras.
Ironía.
75
Este tropo lo utiliza para poner en evidencia lo peor del país, lo más corrupto y podrido.
Metáfora.
69, 70, 72, 73, 113,
Utiliza este recurso muchas veces a lo largo de la novela, son metáforas uy bien construidas, como: “[…] Hervían en sus labios de jugoso caucara […]” refiriéndose al caudal y actitud al enumerar Ernesto Morejón a sus rivales; o “[..] En un claro de esa selva exótica, […] refiriéndose al local de Eduardo Contreras por el montón de artículos de otros siglos.
Monólogo interior.
70, 76, 78, 79, 81, 84, 86, 87, 89, 91, 94, 106, 108, 114, 118, 120, 128, 131, 143, 145, 146, 147, 149, 154, 230, 264
Los monólogos interiores los utiliza Icaza para representar los pensamientos y los recuerdos de los personajes. Consigue con éstos que el lector sepa de primera mano lo que piensan sin recurrir al narrador omnisciente.
Narración con efectos (borrachera, cinematográficos o teatrales).
151, 168
Ciertas narraciones adquieren teatralidad ya que, por ejemplo, en la página 151 se narra los dos días de borrachera con ausencia de elementos espacio-temporales concretos, lo que da una sensación de titubeo, caminado en “eses”, etc.
Paralelismo (antitético y sinonímico).
94, 239
Recurre a este recurso literario para crear exageración en la idea. Es un método para resaltar la idea.
Realismo mágico.
94, 106, 264
Aunque no es un realismo mágico tan grave como el de García Márquez, se observa su uso en la presencia de los personajes difuntos cuando se hacen presentes mediante los monólogos interiores y, en ocasiones, como un coro como la intervención de mama Domitila: “[…] Mi guagua lindo con algo de diablo blanco […]” o el comentario de Majestad y pobreza: “[…] << ¡Cuidado! Es una hembra sin dote… Tu porvenir…>> […]”  Pero tal y como manifiesta Sacoto (2014) este realismo mágico está claro en la manifestación de Rosario, ya muerta. “[…] Le amé…le amé (…) […]”.
Anticipación o prolepsis).
67, 112, 119, 140, 149, 170, 175, 176
Se producen muchos saltos temporales hacia adelante. De hecho, el comienzo del libro es un salto hacia adelante ya que hacia la mitad (página 170) se retoma la entrada del chulla en la Oficina de Investigación económica. Se producen saltos sobre todo desde la parte climática de la novela, cuando se produce la huida y consecuente persecución del chulla. Imprime velocidad, intriga y suspense a la trama.
Símil.
73, 93, 216, 217, 218
Crea símiles innovadores, como el de la página 93: “[…] Se encogió como un alacrán rodeado de candelas. […]” o el de la página “[…] escurrirse como un misterioso pez (…) [..]”
Sinécdoque.
90
“[…] Fue el desprecio de las malditas espaldas. […]” tomando las espaldas como representación de los hombres y mujeres que le ignoraban en la reunión de doña Francisca Montes y Ayala.
Sinestesia.
102, 147, 175
Este recurso es sumamente generador de significados ya que genera en el lector la realización de lo descrito mediante los sentidos. Así, por ejemplo, en la página 147 podemos leer “[…] olfateó la hora. […]” es una sinestesia visual-olfativa. La de la página 175 “[…] chorreando quejas guturales, […]” crea una visión surrealista, cinematográfica. Es una sinestesia visual muy audaz.
Utilización de habla coloquial, habla serrana y vulgar. Caracterización de conductas.
71, 105, 137, 140, 145, 146, 159, 185
A lo largo de toda la novela nos topamos con infinidad de habla popular, coloquial, jerga, vulgar, etc. Sólo resalto unas pocas: “[…] <<Patrón grande, su mercé>>[..]”; “[..] pes. [..]”; “[…] un chocho partido! […]”; “[…] guambra […]”; “[…] taita diablo colorado ricurishca […]”, etc.


Ensayo. Importancia de la novela para Ecuador

[…] ¡Soy Luis Alfonso Romero y Flores! ¿No recuerda usted de mí, señora?   —exclamó el intruso adelantándose a la posible interrogación. Sabía del efecto extraordinario de su apellido de estirpe gamonal —poder de conquistadores, crueldad de encomenderos, magia de frailes, brillo de militares, ratería de burócratas— ante aquellas gentes afanosas por ocultar su pecado original.
En rápida pausa todos saborearon con orgullo la alcurnia y los blasones que creían      hallar ingenuamente tras aquel hombre. Cada cual a su entender y manera: «¡Para mi guagua, el mocito!», «Claro... Claro se ve la nobleza», «Mi guagua es doncella», «Chulla parece... Pero chulla decente que no es lo mismo», (…).
Al saborear aquel apellido los invitados crearon una orden impalpable, un ambiente de pulcritud y de halago que transformó las prosas de doña Camila en mueca de humilde respeto: […]. (Icaza, 2013, pág. 102).

Jorge Icaza es un exponente del indigenismo en Ecuador, en esta novela se pone sobre el tapete los prejuicios y “el pecado original” de aquellos que son mestizos en una sociedad construida por y para blancos, algo así como la raza aria en Alemania. Además de hacer uso de un realismo social brutal, sin medias tintas, con la mayor de las crudezas.
Su novela, con una dosis de realismo a veces insoportable, resultó una llamada de atención en la época en la que se escribió (1958) y todavía hoy es una bofetada de realismo emanada de una mente clarividente que no se puede ocultar.
Para Ecuador esta novela supuso y supone la revelación de lo que era la sociedad del S. XX y el maltrato que se dispensaba al mestizo citadino, como si fuera un individuo inferior al que había que repudiarlo para poder mantener y ser merecedor del estatus de “blanco”. Es miserable esta actitud que ostentan personajes como doña Francisca Montes y Ayala de humillación constante y perennizada hacia nuestro protagonista. Pero aún más es repugnante y doliente la actitud del propio Luis Alfonso ante su origen, su sangre, su madre…Esto supone en él una mezcla explosiva de crueldad y revictimización permanentes en la que la autoflagelación se convierte en el castigo ancestral o como nos dice él en sus monólogos “el pesado original”.
El indio y el mestizo han estado repudiados, marginados, maltratados (y muchos más “-ados”) por el poder, la política y la sociedad desde la colonización española y se enquistó en la República, en la cual no se les tomó en cuenta prácticamente para nada. Desde este punto de vista de marginación y exilio de individuos de su propia patria se escribe esta novela para poner de manifiesto lo que se ha conseguido con tales “políticas”.
El autodesconocimiento de la propia identidad colectiva como pueblo, como sociedad y como individuo genera individuos como el chulla, personas que se repudian a sí mismos y que su finalidad vital es ocultar su origen por ser “despreciable”.
Este problema no se puede considerar algo aislado o limitado que afecta sólo a ciertos individuos, sino que hay que entenderlo como un mal que ataca a la sociedad entera, destruye la sociedad como la metástasis cancerosa invade y destruye el propio cuerpo.
La sociedad de esta primera parte del S.XXI ha cambiado, y lo ha hecho con paso firme dando o, mejor dicho, retornando lo robado a los pueblos indígenas de Ecuador mediante políticas de diversidad cultural, multiculturalidad, interculturalidad, etc., para reconstruir el etnocidio causado. Sin embargo, queda mucho por hacer, ya que se mantiene el resorte rápido del insulto: “longo”, “cholo”, “culo verde”, etc.
Así que esta novela y otras muchas levantaron un horror lacerante que debía curarse y debía generar una reconciliación entre las partes enfrentadas de la sociedad, entre el verdugo y la víctima.


Bibliografía

Icaza, J. (2013). El Chulla Romero y Flores (Segunda ed., Vol. 1). Quito, Ecuador: Libresa. Colección Antares.
Jiménez Gaona, Á. D. (abril de 2017). Lectura y Análisis de textos. Texto-guía. Loja: Ediloja Cía. Ltda.
Jiménez Gaona, Á. D. (2017). Literatura Ecuatoriana II. Texto-guía (Segunda ed.). Loja, Ecuador: Universidad Técnica Particular de Loja.
Sacoto, A. (2014). El chulla Romero y Flores. En A. Sacoto, 14 novelas clave de la literatura ecuatoriana (págs. 237-260). Quito: Casa de la cultura ecuatoriana Benjamín Carrión.
Universidad Técnica Particular de Loja. (2015). Literatura del S.XX (III). Biblioteca Básica de Autores Ecuatorianos. Loja, Ecuador: UTPL.



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