martes, 17 de julio de 2018

La moral...¿es innata, es aprendida, es imitada, es condicionada...?


  La moral...¿es innata, es aprendida, es imitada, es condicionada...?

     Desde la Antigüedad está presente esta pregunta. A todos los pensadores, filósofos y psicólogos les ha rondado por la cabeza esta cuestión, hay infinidad de estudios al respecto y otras tantas respuestas.
     
     Cuando un bebé nace posee  una carga genética heredada que llevará toda la vida, eso determinará a qué enfermedades será más propenso, qué temperamento mostrará y otros aspectos referidos a los  gustos, por ejemplo.

     Respecto a la moralidad y su desarrollo unos piensan como Freud, que ni es innata ni se construye en el sujeto, por el contrario, la moralidad son normas impuestas por la sociedad que poco a poco se van interiorizando por el miedo al castigo y la pérdida del amor materno y paterno. La no obediencia de estas normas produce, según esta visión, un sentimiento de culpa poco manejable, entonces se genera una identificación entre: “esto está bien o es bueno porque le gusta a mamá o a papá o les hace sentir bien y ésto o aquello está mal porque se ponen tristes o enfadados conmigo”. Según las teorías psicodinámicas, que sólo describen emociones morales, sostienen que cuando el niño nace, es un ser completamente amoral, sólo está influenciado por los instintos y el principio del placer del “ello”, y poco a poco la moralidad pasa de ser heterónoma (no propia) a autónoma como integración del “superyó” en el individuo. Ésta se forma en el momento en que se supera la fase edíptica y se produce la identificación con el progenitor del mismo género. 

     Desde mi punto de vista esta teoría sólo se puede creer como se hace con un dogma, es decir, con una dosis importante de fe y de ceguera sensorial, ya que defender que la moralidad sólo es producto del miedo, de la culpa, del miedo a la castración, que en la etapa de latencia sexual no hay desarrollo emocional, o postular que la moralidad femenina es menos consistente que la del hombre y cosas parecidas es algo quizá asimilable y sostenible en el siglo XIX pero no actualmente. 

     Por otra parte, desde el enfoque cognitivo-evolutivo el desarrollo se centra en el razonamiento o el juicio moral, es decir en el componente cognitivo de la moralidad. Los defensores de este enfoque consideran que la moralidad no es esencialmente producto de la influencia del ambiente, es decir, ni los padres, ni la familia ni el aprendizaje tienen influencia suficiente en el desarrollo de la moralidad. Por el contrario éste se da por construcción del sujeto, por su desarrollo cognitivo y las experiencias que se dan  por su interacción social. 

     Piaget sostenía que la moralidad se desarrolla cuando el sujeto tiene una comprensión totalmente consciente de la práctica social, para él había dos etapas de la moral: la moral heterónoma, que es lo mismo que decir externa al niño (5 a 11 años) y lla moral autónoma (de 11 años en adelante). La primera es consecuencia de la interacción entre el egocentrismo representacional del sujeto y de la relación de los padres con éste. Esta moral primera se manifiesta en el del miedo al castigo, la obligación de cumplir unas normas preestablecidas por los padres y por la sociedad y está imbuida de egocentrismo representacional, la deformación de las normas por el egocentrismo de éste, la no comprensión de las normas y el realismo moral. 

     La moral autónoma comienza sobre los 11 años, según Piaget, ésta ya es verdadera moral, propia del sujeto. Es en esta etapa en la que las relaciones son de igualdad y equidad, la moral ya no es impuesta, es propia del sujeto. 

     Estas etapas están  definidas y muy diferenciadas a modo de escaleras o peldaños coincidentes con el desarrollo cognitivo del ser humano. 

     Kholberg, por su parte, sigue de algún modo a Piaget pero va más allá y divide el desarrollo de la moral en tres etapas o niveles muy diferenciados (Preconvencional: prespectiva individual concreta; Convencional: perspectiva de miembro de la sociedad y Posconvencional: perspectiva anterior a la sociedad) y cada uno de éstos se dividen en dos estadios, en cada estadio se adquiere un valor y también están regidos por un criterio moral. Los niveles y estadios están a su vez  claramente relacionadas con el desarrollo cognitivo, así como la adopción de roles sociales y son estratos jerarquizados de evolución continua, no son aislados unos de otros, es decir, para llegar al estrato seis hay que haber pasado por el cinco. Según este autor el razonamiento moral está íntimamente ligado con la conducta moral que exhiben las personas en las situaciones reales. Pero este estudio tiene una carencia muy importante y es la siguiente: para formular la teoría del desarrollo de la moralidad propuso dilemas morales y estudió las respuestas y razonamientos o juicios morales que dieron a éstos sólo varones, algo que es claramente sesgado para la aplicación científica con el debido rigor. Formuló la teoría de desarrollo de la moralidad en el ser humano, pero sin tomar en cuenta ni una respuesta de mujeres. Aunque cuenta con apoyo empírico por lo menos en las cuatro primeras etapas.

     Otra teoría es la de Turiel, éste cree que hay que diferenciar entre juicios morales y convenciones sociales porque estos dos se desarrollan de maneras diferentes, por cauces distintos, por ser dos dominios distintos del pensamiento ya que los  acontecimientos  desarrollan uno u otro dominio, así hacer sufrir a alguien crea juicios morales y llevar calcetines de distinto color a una boda crea juicios convencionales. Del mismo modo, para este autor la moralidad no se va desarrollando por niveles ni atendiendo a conceptos morales y no morales. A diferencia de Piaget y de Kholberg, Turiel sostiene que la moralidad ya está presente en los niños de corta edad, esto nos dice algo verdaderamente importante respecto a las tesis anteriores, ya que los niños pequeños podrían tener una moralidad suficiente para darse cuenta de que no deben dañar a otras personas no por imposición social o temor al castigo sino por convicción moral propia. 

     Por otra parte las teorías del aprendizaje se centran en la conducta moral, la cual se adquiere, según éstas, por condicionamiento clásico (Paulov), por aprendizaje instrumental y por aprendizaje observacional (observación).

     Unos autores se han centrado en la importancia de la disciplina como propiciador de conductas morales, otros en la empatía como un expresión emocional importante para la moralidad. Así Aronfreed no cree que haya estadios morales, sino más bien cognitivos y sostiene que la moralidad es modificada por la experiencia del individuo. Bandura cree que la conducta moral se adquiere mediante la observación y Hoffman le da un gran valor a la disciplina, a la culpa verdadera o interpersonal (no la freudiana) y a la empatía como un elementos que influyen en el desarrollo de la moralidad, ya que la empatía está íntimamente ligada al desarrollo cognitivo, por lo tanto, la empatía se desarrolla de la mano de la razón y del pensamiento. La empatía es una respuesta emocional que calibra el conocimiento de los sentimientos que se tienen del otro. 

     Hoffman identifica cuatro tipos de dolor empático (empatía global, empatía egocéntrica, empatía con los sentimientos de los demás y la empatía con la desgracia general de los demás), estos cuatro tipos de dolor empático van desde el dolor por el llanto de otro hasta el dolor que causa las matanzas delas guerras civiles en el África actual.

     Desde mi punto de vista Piaget no está en lo cierto en cuanto a la creencia de que los padres estorban de alguna manera en el desarrollo de la moral de sus hijos, y que los iguales funcionan mejor para este desarrollo. Por otra parte coincido con un aspecto de la teoría de Kholberg, la que se refiere que muy poca gente logra separarse de la ley e identificar los principios humanos fundamentales. Mucha gente no separa la ley, aunque ésta sea inmoral y se produce una identificación errónea entre legalidad y moralidad muy peligrosa.

     La tesis fundamental de Turiel de que los niños pequeños tienen moralidad y gracias a ella pueden entender por sí mismos que no deben hacer daño a los demás es importantísima, con esta idea se tambalean los cimientos sobre los que se asientan las teorías que defienden que el desarrollo de la moral cabalga por etapas.

     El castigo y la recompensa son dos mecanismos que se han utilizado toda la vida con los hijos, el castigo inhibe un comportamiento que los padres o la sociedad consideran como negativo y la recompensa premia una conducta que se muestra como deseable en la sociedad y para con los demás.
Siguiendo este razonamiento, creo que la moralidad referida a situaciones contradictorias o difíciles de dilucidar está íntimamente ligada a la razón, por lo tanto estaría ligada en este aspecto a la cognición. 

     Por otra parte, la empatía es una expresión emocional que exhiben los bebés desde muy pequeños, entondes podría inclinarme apensar que la moralidad es innata. Bueno, cierta moralidad básica sí es innata, la que nos indica que no hay que infringir daño a los demás. Creo que la empatía es la gran promotora y estandarte de la moralidad porque es la que nos hace sentir los que los otros sienten, mediante la empatía sentimos dolor o alegría, parecida a la original, la que tiene el otro . Iguialmente creo que la culpa nos hace adoptar cierto grado de responsabilidad de nuestros actos desde pequeños, la culpa es reparadora pero también puede ser evitatoria respecto a las conductas que hacen daño o son inmorales. 

     Por otra parte, la moralidad se aprende, los padres vamos enseñando poco a poco a nuestros hijos las reglas morales, desde las más básicas (como no tirar cosas a los ojos de otros niños porque se les puede hacer daño) que yo diría que son reglas sociales de convivencia básicas que los niños no saben todavía por falta de experimentación e interiorización de las consecuencias que tiene sobre uno mismo y sobre los otros.

     Pienso que los niños aprenden lo que ven, no lo que se les dice que es bueno o que hay que hacer, en este caso yo diría que hay cierta moralidad que se aprende por imitación y/u observación.
Se aprende de muchas maneras, por observación unas, por condicionamiento operante otras, por empatía otras, por culpa otras.

     Las normas morales difieren de unas sociedades a otras y de unos momentos históricos a otros, no siempre son las mismas. Pero esa moralidad de alto nivel llega muy poca gente, en esta apreciación estoy totalmente de acuerdo con Freud, considero que mucha gente sigue siendo inmadura en las sociedades actuales, las conductas morales que exhiben son muy inmaduras, por ejemplo, hay muchas personas que deciden no pagar sus impuestos y con eso no contribuyen a la consecución e implantación de una seguridad social universal y gratuita. Otras son defraudadoras. Muchas veces y muchas personas no se cuestionan las leyes actuales del aborto...La realidad es que vivimos en un mundo esencialmente inmoral, queremos sembrar moralidad pero estamos inmersos en una vasta realidad de inmoralidades constantes, África se muere de hambre, de VIH, de malaria, está plagada de guerras civiles, sólo intervienen en su soberanía cuando hay intereses económicos de por medio, Obama es premio Novel de la Paz a pesar de ser el presidente de una de las potencias más poderosas del mundo cuyos intereses no son humanos sino políticos, económicos y de soberanía,  no se ayuda a las madres en peligro de exclusión social o extrema pobreza o a los niños huérfanos de los países desarrollados,  etc. Podría dar muchos más ejemplos para demostrar que la moralidad es algo bastante virtual en el sentido de que es una cualidad del ser humano maravillosa, como el pensamiento o la capacidad de aprender pero en la vida real, común y corriente no siempre se lleva a cabo.

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